El presidente Evo Morales, al igual que algunos dirigentes de las organizaciones sociales ligadas al MAS, increpa con frecuencia a los periodistas que no son aquellos que trabajan para medios de comunicación gubernamentales. En su gobierno ha tenido varios incidentes con periodistas, sin importarle si a quien estaba atacando era hombre o mujer.
Cuando al Presidente le incomoda una pregunta, a veces pierde la compostura que debe guardar toda autoridad, máxime si se trata del Primer Mandatario de una nación. Y, entonces, ofende a ese trabajador de la prensa que, como cualquier otro, sólo cumple con su obligación.
En esta falta de respeto ha recaído el martes con un periodista de La Razón, cuando éste, con la debida cortesía, le consultó: “Señor Presidente, ¿es posible la expulsión de la DEA?”, recibiendo de respuesta: “Es posible, ¿por qué no? Yo le pregunto a usted, ¿quisiera tener un control político?”. Seguidamente, arremetió: “Le pregunto, dígame”.
El periodista no se dejó impresionar y, armado de dignidad, le contestó: “Yo le pregunto a usted, señor Presidente”. Pero Morales siguió atacándolo: “No, ahora soy yo el periodista que le consulto, ¿usted quisiera tener un control político de la gente extranjera?”. El reportero le aclaró que “no puedo opinar, soy periodista”. Morales entonces sentenció: “Qué pena, compañero de la prensa”. Y, dirigiéndose a otros medios, pidió: “Pueden enfocar, acérquense un poquito, ese es el periodista que no puede opinar sobre la dignidad de los bolivianos y bolivianas”.
Un periodista profesional, efectivamente, no puede opinar mientras trabaja para las áreas informativas de un medio, sobre todo si éste es independiente. Y, aunque no lo entienda, el Mandatario debe guardar respeto por él y por todos los bolivianos.
Cuando al Presidente le incomoda una pregunta, a veces pierde la compostura que debe guardar toda autoridad, máxime si se trata del Primer Mandatario de una nación. Y, entonces, ofende a ese trabajador de la prensa que, como cualquier otro, sólo cumple con su obligación.
En esta falta de respeto ha recaído el martes con un periodista de La Razón, cuando éste, con la debida cortesía, le consultó: “Señor Presidente, ¿es posible la expulsión de la DEA?”, recibiendo de respuesta: “Es posible, ¿por qué no? Yo le pregunto a usted, ¿quisiera tener un control político?”. Seguidamente, arremetió: “Le pregunto, dígame”.
El periodista no se dejó impresionar y, armado de dignidad, le contestó: “Yo le pregunto a usted, señor Presidente”. Pero Morales siguió atacándolo: “No, ahora soy yo el periodista que le consulto, ¿usted quisiera tener un control político de la gente extranjera?”. El reportero le aclaró que “no puedo opinar, soy periodista”. Morales entonces sentenció: “Qué pena, compañero de la prensa”. Y, dirigiéndose a otros medios, pidió: “Pueden enfocar, acérquense un poquito, ese es el periodista que no puede opinar sobre la dignidad de los bolivianos y bolivianas”.
Un periodista profesional, efectivamente, no puede opinar mientras trabaja para las áreas informativas de un medio, sobre todo si éste es independiente. Y, aunque no lo entienda, el Mandatario debe guardar respeto por él y por todos los bolivianos.
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