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sábado, 22 de septiembre de 2007

Evo un pésimo modelo que menosprecia lecturas

Harold Olmos con muchos años de vida periodística fuera y dentro de Bolivia ha producido acertadas reflexiones en torno a una declaración del Presidente Morales, cuando se refirió al valor de la lectura. El autor se refiere al pernicioso efecto que producirá en el mundo infantil:

El presidente Evo Morales, probablemente sin pretenderlo, hace un daño inmenso a los niños bolivianos cuando se jacta, como lo hizo hace unos días en una entrevista con La Razón (17/09), de aprender más escuchando, debatiendo y recogiendo propuestas que leyendo libros. Que la primera autoridad del país se vanaglorie de haber aprendido poco de los libros y mucho a lo largo de su carrera como dirigente sindical tiene efectos nocivos sobre la niñez, probablemente más aún entre quienes y entre éstos un gran número de niños campesinos lo ven como el ejemplo a seguir: un líder que surge de un ignorado y desolado poblado altiplánico cuyas luchas persistentes como dirigente cocalero acaban catapultándolo a la Primera Magistratura del país. El desdén que el presidente manifiesta hacia la lectura en esa breve declaración es de erizar los cabellos. Es un "tsunami" anti-educativo, una proposición anti-lectura de dimensiones presidenciales que probablemente deja perplejos a los maestros y al Ministerio de Educación. ¿Qué interés pueden tener los niños en ir a bibliotecas y procurar conocimientos, en pedir a sus padres que los lleven a librerías, si el Jefe de Estado les envía semejante incentivo para tener en la lectura sólo un complemento secundario, como confiesa que es su caso? O ¿cómo se sienten las casas editoriales, en un medio donde el tiraje de 5.000 ejemplares de cualquier obra es todo un éxito? Cuando Bolivia aún lucha por erradicar el analfabetismo (12.6%) que por generaciones ha sido una rémora para el progreso, especialmente en el campo, es desalentador escuchar al líder nacional decir que "desde la dirección sindical para ser dirigente, desde la campaña para ser Presidente, yo sigo aprendiendo, antes como dirigente, ahora como presidente, conversando. Yo más aprendo escuchando, debatiendo, recogiendo propuestas, que leyendo libros. Es importante complementarse leyendo libros, informes, pero más importante para mí es aprender de la voz del pueblo". Quizá los asesores del Presidente no le han dicho que "Raza de Bronce" hizo más por la Reforma Agraria y otorgar ciudadanía a los campesinos que miles de discursos y encuentros de cualquier nivel. O que "El Pozo" retrató, en muy pocas páginas, el drama de la Guerra del Chaco y se convirtió en uno de los cuentos bolivianos más conocidos en el exterior. Que la humanidad empezó a multiplicar sus conocimientos exponencialmente a partir de Gutenberg y su imprenta que nos trajeron el mayor instrumento de cultura que la raza humana ha conocido, hasta ahora. (La misma multiplicación de conocimientos, supongo, ha ocurrido con la autoridad a la que se le atribuye haber leído casi un libro por día en los últimos 30 años. Estoy cierto que eso no ha sido complemento sino el eje de su formación). Y que en un reciente encuentro sobre la lectura celebrado en España, se postuló como tesis fundamental que la lectura es la herramienta básica para la educación y el acceso a la cultura. Tal vez el presidente no se expresó bien. Si ese es el caso la declaración merece una rápida rectificación. P.S. Me dicen que no es la primera vez que un dirigente oficial dice algo parecido y que canciller Choquehuanca reconoció que más que en libros leía en las arrugas de su abuela. ¡Vaya tamaño disparate! Ninguna sorpresa que muchos en la Asamblea Constituyente hayan leído la constitución que quieren cambiar. El autor es periodista boliviano (www.haroldolmos.wordpress.com) - Fue director de la AP en Venezuela y Brasil.

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