Manuel Freytas periodista investigador especializado en inteligencia e informacion estratética ha realizado un estudio profundo del significado de la visita del Presidente iraní a Venezuela como parte de la geopolítica energética estrechamente relacionada con la Guerra en el Golfo Pérsico. Consideramos muy útil su lectura para entender porqué razón Chávez busca su relacionamiento con Irán. Como era de esperar la visita de cuatro horas a Bolivia no es siquiera mencionada en éste estudio, por su ninguna significación en la macrovisión del tema:
Cómo se arma el tablero de la guerra en Medio Oriente
La fugaz cumbre Chávez-Ahmadineyad, en Caracas, adquiere dimensión y significado propio dentro del escenario de crisis global por el que atraviesan los mercados financieros capitalistas, marcados por dos patrones centrales: Petróleo y guerra en Medio Oriente. Petróleo es guerra, y guerra es petróleo, si hay guerra va escasear y a subir el petróleo, y si sube el petróleo (si traspone la barrera de los US$100) se agigantan las probabilidades de que estalle una recesión mundial generalizada, y de que el fin de la "burbuja ganancial" en las bolsas (posibilitada por el eje "industrialista" asiático y el eje "agro-minero-exportador" de América Latina y mercados emergentes) termine con la exhuberancia inflada de las "economías en crecimiento", y explote como una bomba nuclear sobre el sistema capitalista sionista, paralizando su maquinaria de especulación financiera a escala planetaria.
Petróleo y guerra en Medio Oriente, factores complementarios de un desenlace cercano, que tiene a Chávez y a Ahamadineyad, los dos hombres que este jueves se abrazaron en Caracas, como actores centrales.
Ambos, usan el petróleo como instrumento estratégico de poder y van a tener (desde distintos ángulos) un rol decisivo en los acontecimientos que se avecinan. Chávez y Ahmadineyad, lo saben, y juegan sus cartas.
Chávez y Ahmadineyad se encontraron este jueves en Caracas, compartieron un abrazo (de "hermanos", como lo califican ambos) y luego una cena, que, aparte de consolidar y ampliar su alianza estratégica en lo comercial y en lo militar tuvo, como dato "accesorio" y condimento especial, el potencial escenario de confrontación militar en Medio Oriente que tiene a Irán, Israel y EEUU como sus actores centrales.
Las dos cumbres realizadas por ambos presidentes en Caracas, sumadas a la reunión en La Habana de los "Países no alineados", el año pasado, sirvieron a Chávez y Ahmadineyad para ratificar su "hermandad" y acrecentar su proyección de líderes antiimperialistas en el mundo.
A Chávez esas reuniones le permitieron apuntalar su liderazgo "petrolero" internacional, y para Ahmadineyad significaron un intento de rompimiento del bloqueo a su programa nuclear con gobiernos cercanos a Chávez, tanto en el ámbito latinoamericano como internacional.
En el terreno operativo, el intercambio es mutuo y recíproco: Chávez hace de "padrino" de Ahmadineyad en el área de América Latina, y el presidente iraní hace los mismo con el venezolano en Medio Oriente y en el mundo islámico.
Pero, más allá de cuestiones personales, la asociación de Chávez y Ahmadineyad, se corresponde y determina dentro de un escenario internacional dominado por el petróleo como motor expansivo de las economías capitalistas a escala global.
La clave del petróleo
El actual tablero de desarrollo de la economía mundial capitalista, que derrama ganancia y concentración de riqueza en pocas manos (con su contrapartida de pobreza y exclusión social masiva), tiene como sus motores centrales:
A) El efecto agro-energético minero exportador (países emergentes, con América Latina a la cabeza), B) el efecto industrial importador (países asiáticos con China e India a la cabeza ), y C) el efecto especulativo financiero-inmobiliario (EEUU y países centrales), producido por la descomunal transferencia de ganancias y recursos desde los países emergentes a los países imperialistas dominantes.
Todo este proceso se posibilitó por sistema de economía de enclave de las trasnacionales que terminó con los controles de los estados nacionales, dividió el planeta entre productores de materias primas (países emergentes) y fábricas globales con mano de obra barata (China y Asia) , que terminó socializando la producción pero el no reparto, creando super-concentración de riqueza, fortunas personales y activos empresariales en pocas manos, que fueron reciclados en el gran supernegocio del capital-especulativo inmobiliario, concentrado ganancias siderales en las bolsas y fondos de inversión de los países centrales (la "burbuja").
En este tablero el petróleo es el elemento clave y (el motor de todos los motores) para mantener una ecuación equilibrada del "modelo" de explotación capitalista vigente que tiene en el boom de las exportaciones de materias primas controlado por las trasnacionales en los países emergentes (pagando salarios africanos y eludiendo impuestos), y en el boom industrialista de los mercados asiáticos controlado por las trasnacionales (pagando salarios africanos y eludiendo impuestos) y en la "burbuja financiera" controlada por los grandes consorcios financieros sionistas (desde la Reserva Federal y los bancos centrales europeos y asiáticos), sus motores de crecimiento y expansión a escala global.
La ecuación guerra-petróleo
Si hay guerra en Medio Oriente, se paraliza el estrecho de Ormuz, y si se paraliza el estrecho de Ormuz, se paraliza el transporte del 40% de la producción mundial del crudo, elevando su precio a escalas astronómicas (US$150 el barril, según cálculos en boga).
Y si estallan los precios del crudo, estallan los mercados capitalistas (y el "modelo" de explotación vigente) a escala global, y si estallan los mercados capitalistas estalla el planeta con la recesión y los conflictos sociales y gremiales como protagonistas centrales.
Y si estallan la recesión y los conflictos sociales (emergentes), se acaba la "fiesta capitalista" a escala global de los bancos y trasnacionales capitalistas que controlan las economías y gobiernos de los países "emergentes", con "democracia", políticos corruptos y elecciones periódicas.
Y si estalla (por exceso de conflictos sociales y gremiales) el "modelo" de explotación capitalista vigente, estallan los problemas para Washington, el Imperio unipolar del capitalismo, en sus enclaves de dominio a escala regional y planetaria.
Washington y el "eje del mal"
Este es el escenario en el cual Chávez y Ahmadineyad, alimentan sus abrazos y acuerdos estratégicos, en Teherán y en Caracas, mientras Washington destila "preocupación", como acostumbra decir en sus titulares la prensa sionista.
Y es que Chávez, tanto como Ahmadineyad, controlan una porción más que importante de la "llave" que más le "preocupa" a Washington y a sus socios del capitalismo sionista central: El petróleo, como ya se dijo, el líquido negro que (con sus oscilaciones en el mercado) le baja o le sube el pulgar a la existencia del actual modelo de explotación capitalista a escala global.
En un eventual escenario de guerra desatada en Medio Oriente, con retracción productiva y escalada de los precios del crudo a nivel mundial, la voluntad política de Chávez para mantener o cerrar sus actuales niveles de exportación de petróleo a EEUU, es el factor decisivo del cual depende el Imperio del norte para mantener su economía en movimiento.
Con su socio estratégico, Ahmadineyad, en guerra con EEUU ¿Chávez seguirá proveyendo petróleo venezolano a EEUU? Esa es la pregunta del millón para los analistas, y un problema central de cabecera para Washington y el Departamento de Estado.
Una vez que EEUU decida bombardear las usinas nucleares iraníes ¿llegará para Chávez la hora de la "guerra asimétrica" y la ruptura con Washington y sus trasnacionales?
Solo Chávez y su almohada lo saben. Y también la CIA, infiltrada en las burocracias políticas y militares que rodean a Chávez, lo sabe.
¿Podrá sobrevivir Chávez a la parálisis económica que le produciría a Venezuela un cierre del grifo petrolero a EEUU, su principal comprador?
A Washington, que depende en grados substanciales de la llave petrolera de Chávez, los ratones le comen la cabeza con solo pensar lo que puede hacer el presidente venezolano cuando estalle la guerra en Medio Oriente.
La "trilogía petrolera"
Ahmadineyad, la carta más representativa del "eje del mal", es el presidente de Irán, la potencia que tiene una llave estratégica para el dominio y control militar de la región del Golfo Pérsico y del llamado "triángulo petrolero" (Mar Negro-Mar Caspio-Golfo Pérsico), por donde pasa más del 40% de la producción petrolera y gasífera mundial, un elemento clave para la supervivencia futura de las potencias capitalistas sionistas.
La nación islámica controlada por los ayatolas y presidida por Ahmadineyad, con un ejército movilizado (regular e irregular) de dos millones de efectivos, posee fronteras con 2 de los vértices del llamado triángulo petrolero (Mar Caspio, Golfo Pérsico, estrecho de Ormuz), y posee la cuarta mayor reserva de petróleo en el mundo detrás de Venezuela, Arabia Saudita e Irak y las segundas reservas gasíferas del planeta después de Rusia.
Y en la reunión del jueves en Caracas, hubo un "silla vacía", la que debió ocupar el presidente de Rusia, Wladimir Putin, la tercera pata del triángulo petrolero del "eje del mal" que proyecta su sombra en la guerra anunciada de Medio Oriente.
Rusia posee las mayores reservas de gas natural en el mundo a la vez que posee las séptimas reservas petroleras en magnitud y es el actual segundo productor mundial de petróleo.
A su vez, sus reservas gasíferas y petroleras de los Urales y Siberia, al igual que las de Venezuela, son las únicas grandes reservas mundiales de hidrocarburos fuera del estratégico triángulo Mar Negro-Mar Caspio-Golfo Pérsico, considerado el pulmón petrolero del mundo.
Dispuesto a imponer su condición de gran potencia energética del siglo XXI, el gobierno de Putin ha venido estableciendo acuerdos con otros países para el desarrollo de una red de oleoductos y gasoductos que convertirán a Rusia en el gran árbitro del suministro de petróleo y gas para Europa y los grandes centros económicos y demográficos del Asia oriental (China, India, Japón, Corea del Sur).
Putin (quien compite por áreas de influencia con el llamado "Imperio unipolar") ya se posicionó en el mercado de la "carrera armamentista" convirtiéndose en principal proveedor de armamento y tecnología de guerra a los países situados en el "eje del mal", Irán y Venezuela en primer lugar.
La naciente "relación estratégica" entre Putin, Chávez y Ahmadineyad se alimenta de petróleo, un recurso vital, cada vez más escaso, de un valor estratégico incalculable para construir poder, y que se cotiza como oro (negro) en los mercados mundiales del sistema capitalista.
La locomotora energética
La industrialización china y su acelerada conversión en "potencia capitalista" (así como la de India, el otro gran motor de demanda energética) está controlada por los bancos y transnacionales capitalistas, con sus centrales situadas EEUU o la Unión Europea, que fabrican y producen barato en la economía de enclave China, y desde ahí hegemonizan el control y el abastecimiento del mercado internacional.
Por un lógico, emergente, esta situación convierte a China y a India en petróleo-dependientes, y los acerca cada vez más al triángulo petrolero del "eje del mal" compuesto por Rusia, Irán y Venezuela.
Según las estimaciones de los expertos, la demanda mundial de petróleo pasó de 15 a 82 millones de barriles al día entre 1955 y 2005, un aumento del 450%, mientras que la producción mundial crecía hasta ahora en una cantidad capaz de satisfacer esa demanda.
Esto se explica por el crecimiento acelerado de la demanda de las "economías emergentes" (productoras del boom exportador y del boom industrial) que tienen en el petróleo y en el gas sus motores de desarrollo clave.
Las proyecciones indican que la demanda mundial (sin guerra y en condiciones "normales") seguirá creciendo en la misma proporción, o más rápido, en los próximos años impulsada en gran medida por el creciente consumo energético de China, India y países emergentes en pujante desarrollo capitalista.
En este escenario, y con la energía y el petróleo como herramientas decisivas de poder, el gobierno de Putin consolida su apuesta geopolítica de reposicionamiento de Rusia como potencia mundial disputándole espacios y áreas de influencia a la potencia locomotora del capitalismo y al eje sionista EEUU-Unión Europea.
Chávez y Ahmadineyad, a su vez, no tuvieron mejor idea que sumar sus vagones a la gran locomotora energética de Putin, y desde allí lanzarse a la aventura de desafiar al "Imperio unipolar" en Medio Oriente y en el "patio trasero", en una sociedad estratégica que va a tener un desenlace (por ahora incierto) cuando estalle el conflicto armado en Medio Oriente.
(El trabajo de Manuel se puede ver en google y en www.iarnoticias.com )