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domingo, 17 de mayo de 2009

con gran satisfacción repetimos el valioso editorial de La Razón sobre MARCIAL FABRICANO torturado por el MAS inhumana y cruelmente


Campesinos que golpean a campesinos, gremiales que golpean a parlamentarios, indígenas que flagelan a indígenas, periodistas que insultan a periodistas. La Bolivia de la confrontación permanente y de la intemperancia tiene ahora un crítico: Marcial Fabricano.
Si hay un nombre que representa el empuje y el sacrificio de los pueblos indígenas del oriente para ser reconocidos por el resto del país y para hacer conocer sus demandas históricas, es el de Marcial Fabricano, quien, a principios de la década de los 90, puso el debate de convocar a una Asamblea Constituyente para lograr una CPE más inclusiva.
No fueron ni quechuas ni aymaras los que plantearon al país la necesidad de elaborar una nueva Constitución, sino los indígenas del oriente en aquella épica marcha de 1991. Fabricano encabezó esa movilización que conmovió a los bolivianos y permitió conocer a los indígenas que habían sido ignorados.
En la construcción de la historia del país hubo y hay bolivianos, que contribuyeron significativamente al país. La lista de aquellos es enorme y si sólo recordamos a quienes en los últimos años apoyaron a consolidar nuestra democracia, podremos mencionar —entre algunos de ellos— a Huáscar Cajías, desde la Corte Nacional Electoral; Víctor Hugo Cárdenas, con la participación popular; Juan del Granado, con su papel en el juicio al dictador García Meza; el propio presidente Evo Morales, dando inicio a un proceso de cambios históricos, o Rubén Costas, con el proceso autonómico, y, por supuesto, Marcial Fabricano. Muchos no son mencionados en esta página, pero el asunto, hoy, es la flagelación que ha sufrido un boliviano.
Fabricano fue quien impulsó la aprobación de una Ley INRA, aquella que estableció la creación de las Tierras Comunitarias de Origen, o la Ley Forestal. Junto a los pueblos del oriente, el dirigente planteó un discurso de reconciliación y no de violencia.
Sin embargo, este boliviano de la región amazónica fue flagelado por un grupo de indígenas vinculados al oficialismo, que lo acusan de haber apoyado al movimiento autonómico del Beni. Fue golpeado hasta quedar inconsciente y luego tuvo que ser atendido en terapia intensiva.
Sus torturadores lo acusan de no apoyar la nueva Constitución y alegan que recibió el castigo que la justicia comunitaria establece para inconductas en las que habría incurrido. Los corregidores que procedieron a los latigazos expusieron algo que ya se temía, que esa justicia comunitaria dista de ser ecuánime, afecta los derechos humanos y parece ser arcaica.
Pero lo que tendría que preocupar a los bolivianos es la tendencia que ha surgido de considerar que quien piensa de manera diferente del Gobierno y sus seguidores merece la más dura sanción. Una especie de inquisición que se aplica en todas partes contra quienes se atreven a disentir con las creencias apoyadas por el partido de gobierno.
Fabricano se ha convertido en un nuevo símbolo en Bolivia. De haber sido el estandarte del movimiento indígena que exigía una Asamblea Constituyente, ha pasado a ser un ciudadano víctima del autoritarismo y una razón para exigir el respeto a la libertad de pensamiento y acción.
Campesinos que golpean a campesinos, gremiales que golpean a parlamentarios, indígenas que flagelan a indígenas, periodistas que insultan a periodistas, policías que no admiten el escepticismo. La Bolivia de la confrontación permanente y de la intemperancia tiene ahora un crítico: Marcial Fabricano. Toda la solidaridad para este líder indígena.

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