La Empresa de Pesquisas Energéticas (EPE) hizo un estudio completo y llegó a la conclusión de que los campos gasíferos bolivianos, todos ellos descubiertos en anteriores gobiernos, han entrado en la etapa de agotamiento.
De inmediato, el ministro boliviano del ramo, Luis Alberto Sánchez, replicó diciendo que el estudio de la empresa EPE es “sesgado” y además “desactualizado”, por lo que queda obsoleto y desautorizado.
Además, el ministro dijo que en este momento las reservas de gas, que fueron más que repuestas por descubrimientos recientes, han crecido al nivel de 10,6 TCF (trillones de pies cúbicos, según las iniciales en inglés).
Por el momento, esa cifra es solamente un cálculo, o una estimación, pues el anterior presidente de YPFB, Guillermo Achá, por instrucciones expresas del directorio de la estatal, contrató a una empresa especializada en medición de reservas, que debe entregar su informe hacia finales de año.
La duda está intacta. Por un lado, el ministro Sánchez dice que las reservas crecieron y, por otro, la empresa brasileña afirma que las reservas están en un nivel crítico.
El temor es que el gas boliviano se esté agotando de manera irreversible y que se dé el caso previsto por algunos expertos de que incluso el consumo interno no sea atendido y el país tenga que verse en la situación de pesadilla de tener que importar gas natural.
Habrá que esperar a que la empresa contratada por YPFB para medir el nivel de las reservas concluya su trabajo e informe al país cuánto gas existe todavía, en calidad de “reserva probada”, que es aquella de la cual existe certeza absoluta a pesar de que está a unos 4.000 metros de profundidad.
El Gobierno nacional anuncia la llegada de inversiones que se proponen explorar nuevas áreas en busca de hidrocarburos, sobre todo de parte de la rusa Gazprom y de la española Repsol. Habrá que esperar que tengan éxito en sus exploraciones y que Bolivia pueda contar, pronto, con reservas probadas suficientes, por lo menos, para atender la demanda interna. Ante estas circunstancias, exportar no debería ser la prioridad.
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