Nuestras exportaciones de gas
Carlos Miranda Pacheco
Después de 12 años nuestra balanza de pagos nuevamente es negativa, no obstante haber tenido un decenio con los mayores ingresos de nuestra vida republicana. No hemos podido cambiar su estructura productiva y nuevamente nuestro perfil económico internacional es: recursos naturales no renovables (minerales y gas) y coca.
Con nuestros dos importantes vecinos, Argentina y Brasil, tenemos contratos de compra y venta de gas y convenios para controlar el narcotráfico.
Por la caída de los precios del petróleo, los precios de nuestro gas de exportación se redujeron de ±$us 10 MMBTU a ±$us 2 MMBTU. Consecuentemente, los ingresos de ± $us 8.000 millones anuales ahora no alcanzan a ±$us 2.000 millones.
Aun así, los ingresos por exportación de gas representan el 60% de nuestras exportaciones y, por tanto, debieran ser cuidadosamente manejados. Lamentablemente, este no parece ser el caso. Estamos en los tres últimos años de contrato con Brasil con una entrega máxima de 32 mmcd (deliver or pay) y un mínimo de 26 mmcd (deliver or pay). Desde diciembre del año pasado se está entregando solamente de 15 a 20 mmcd. Reducir los volúmenes es como reducir nuevamente los precios; por tanto, los ingresos anuales por venta de gas a Brasil a duras penas alcanzarán a 1.000 millones de dólares anuales.
¿Qué está sucediendo a las postrimerías del mejor contrato de exportación que ha tenido nuestro país? Las autoridades informan oficialmente que la reducción de volúmenes se debe a que las lluvias han sido tan abundantes en Brasil para generar hidroelectricidad, que ya no es necesario utilizar termoeléctricas a gas. Además, que los volúmenes se pactan en un comité de nominaciones entre comprador y vendedor.
Con el contrato que tenemos entre YPFB y Petrobras, las anteriores explicaciones son inaceptables. En 1990 no hemos suscrito un contrato con fechas y volúmenes de entrega firmes sujetos a la estación lluviosa en Brasil. Además, un contrato firme de gas no admite que exista un comité que nomine diariamente los volúmenes a entregarse. Por lo anterior, se está vulnerando el contrato firme que tenemos, a no ser que sin informar públicamente se lo haya modificado a un contrato de entregas interrumpibles.
Además, es totalmente inexplicable que para acomodar los volúmenes que recibe Brasil, que son la mitad de lo indica el contrato, se haya tenido que cerrar la producción del campo Incahuasi. Con la explicación sobre la reducción de la demanda evidentemente nos sobraría gas, pero, como se indicó, esas explicaciones son inaceptables, más bien parecería que no tenemos suficiente gas para cubrir todos los compromisos (mercado interno, exportaciones a Brasil y Argentina) y por eso se está enviando menos gas a Brasil.
Con Argentina, entre YPFB y Enarsa tenemos suscritos dos contratos: uno de entregas firmes y otro de entregas interrumpibles por excesos de producción boliviana. Por otro lado, el Gobierno argentino ha emitido una nueva reglamentación para el control migratorio mucho más dura que la anterior, incluyendo inspecciones a zonas habitadas por migrantes bolivianos, en busca de conexiones con el narcotráfico.
Eso nos trae a la memoria que la firma del contrato firme de compra y venta de gas fue anunciado por los presidentes de Bolivia y Argentina en un acto público, en un vecindario preferido por los emigrantes bolivianos.
En esa ocasión, los “cabecitas negras” de Buenos Aires estaban muy felices y orgullosos. Felices, porque veían que de su país madre venía ayuda energética a la tierra que tan generosamente los había acogido, y orgullosos porque veían a uno de ellos en un trato muy familiar y cordial, en el palco oficial con el Presidente argentino.
Por la gravedad del problema migratorio boliviano en Argentina, una delegación liderada por el presidente de la Cámara Alta, Gringo Gonzales, está en ese país para evitar futuros maltratos a nuestros compatriotas en Argentina. Es interesante recordar que el presidente del Senado, Gringo Gonzales, antes de estar en el Gobierno era un comentarista de “filo colmillo” en La Paz, que en circunstancias como la actual probablemente estaría acribillando al Gobierno, exigiendo que el suministro de gas esté sujeto a un mejor trato a los emigrantes bolivianos.
Lo que corresponde es que YPFB de claras explicaciones al irregular manejo del contrato de venta con Brasil y la reducción de producción de Incahuasi. De ser necesaria una reducción, ésta debería ser realizada en forma proporcional a todas las productoras y no sólo a Total, como parece ser el caso.
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