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miércoles, 30 de diciembre de 2015

El Deber previene sobre los peligros en marcar la paridad con el dólar que de modo directo provoca problemas en la exportación que hoy tiene restricciones y tropiezos. el auge ha terminado y es hora de un cambio realista.

El Gobierno de Mauricio Macri está aplicando fuertes correctivos en la economía argentina, con un estilo y una decisión que le han generado un fuerte incremento de su popularidad entre sus compatriotas, según informan los medios de ese país. Levantar la vigencia del llamado ‘cepo cambiario’ y eliminar las restricciones a las exportaciones fue como quitarle el freno de mano a la economía de un país que tiene muchas posibilidades de crecimiento y de generar riqueza y empleo, como ha prometido Macri al anunciar que serán eliminados los programas de asistencialismo.

En Bolivia, expertos nacionales, como Juan Antonio Morales, expresidente del Banco Central, han estado observando algunas políticas económicas que aplica el Gobierno boliviano y que podrían estar frenando el desempeño de las actividades del país, aparte de los precios bajos de las materias primas. La virtual congelación de la paridad monetaria es un detalle criticado por analistas y por los exportadores. Según el analista Pedro Vacaflor, solamente Ecuador y Bolivia tienen sus monedas amarradas al dólar en Sudamérica: el primer país porque usa los dólares como moneda propia y Bolivia porque tiene una paridad fija, por lo que más le valiera usar también dólares directamente.

El experto Gary Rodríguez dijo que la alternativa no es importar menos y exportar más, sino dejar que las exportaciones bolivianas puedan crecer sin tropiezos ni restricciones. De esa manera, como dicen los expertos Carlos Jahnsen y Carlos Chalup, la capacidad productiva del país podría crecer, como no lo hizo en los últimos diez años, en que se vivió, dicen ellos, el ‘espejismo’ de los precios altos de las exportaciones, que llegaron a ocultar la caída de la producción y los volúmenes de exportación.

Cuando está comenzando una nueva gestión, conviene que las autoridades nacionales apliquen ajustes capaces de eliminar los obstáculos, además de alentar las inversiones, como ha mostrado que puede hacer en el caso del sector petrolero. Alentar inversiones no solamente en sectores extractivistas, sino en los que suponen la participación de la capacidad productiva de los bolivianos, sería una opción interesante, sobre todo cuando se ha comprobado hasta la saciedad que seguir viviendo de las materias primas es someterse a zozobras periódicas. Los periodos de auge de los precios de las materias primas terminan siendo cantos de sirenas engañosos que solo amarran el destino de los países a esa poco imaginativa actividad económica

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