El cierre de plantas
atómicas
Mauricio Aira
Mientras en Bolivia se debate la instalación de una
planta atómica, en Europa se procede al cierre
de las mismas por 3 causas. El extremo peligro de su funcionamiento
(Chernobyl). Sus efectos sobre la salud humana y el medioambiente. La sustitución
por otras fuentes de energía más seguras, y menos costosas.
Primero una referencia al cierre inmediato de 2 de las
plantas que funcionan actualmente en Oskarsham. Desmontarlas tomará 20 meses
entre 2017 y 19.
La noticia está en todos los medios, porque como se
conoce Suecia ha sido el primer Estado en anunciar la sustitución de plantas
atómicas por otros métodos de obtener energía para todos los usos,
especialmente en invierno que se destina a la calefacción por las bajas
temperaturas que harían imposible un desarrollo normal.
Luego el crecimiento del consumo de energía no ha
bajado, aunque se busca afanosamente proveerse en las otras fuentes, ante el
fenómeno Chernóbil el más grave de la historia, cuyo número de víctimas no ha
sido posible precisar. Fukushima cuya dimensión no acaba de medirse por las repercusiones
que llegan en cadena especialmente en orden a la salud de sus habitantes.
No menos atención merece la amenaza terrorista a las
centrales nucleares, a partir del 11 de septiembre 2001 que mostró la
vulnerabilidad de edificios y fortalezas frente a los jumbos cargados de
combustible letal para desencadenar inconmensurables desgracias a la Humanidad.
Organizaciones ambientalistas ofrecen cifras
incontrastables del daño que provoca el transporte de materiales radioactivos
hacia las centrales, de los desechos después de ser usados en las plantas,
algunos vierten estos al fondo del mar o de los lagos, en el caso nuestro nos
preguntamos si algún ciudadano paceño, o algún orureño, o potosino estaría de
acuerdo en permitir que la central atómica que Evo Morales planea instalar en
La Paz, deposite en sus aguas cientos de miles de desechos atómicos. Suecia libró
una batalla larga, costosa y nada convincente para enterrar restos atómicos a
500 metros de profundidad, a cambio de jugoso beneficio y en zonas totalmente
despobladas, aceptando que al cabo de 300 años esos desechos radioactivos alcancen
la superficie con el daño consiguiente.
Los partidarios de construir fuerza nuclear a un altísimo
costo como el propuesto en Bolivia que estaría basado en 2.000 millones de
dólares para empezar, ven como muy lejos la
posibilidad de un accidente, aunque no tienen argumentos para convencer
a sus pobladores de ser huéspedes de una planta, como bien lo demostraron los paceños
que reaccionaron con un NO rotundo y han sugerido que la misma se instale en
Orinoca, tierra natal de Evo Morales.
Prevenir que “la santa alianza con Argentina” para
este proyecto, no conducirá a nada positivo, habida cuenta de la propia
experiencia argentina que durante décadas estuvo alentando (léase erogando
recursos) para una planta que jamás llegó a existir y que fue “la vaca lechera”
de un minúsculo grupo de vividores, de acuerdo al relato reiterado de Humberto
Vacaflor que lo conoce a fondo.
Maestro de periodismo en Cochabamba José Medrano solía
repetir “piensa mal y acertarás” en el caso de este proyecto concreto pensamos que los millones de dólares que se
mueven, de los fabricantes del equipo, de sus operadores, de los proveedores de
la materia prima, de los sistemas tecnológicos y otros, de los ejecutivos
criollos, seguirán adelante empecinados en la ganancia fácil y cuantiosa,
dejando eso sí, en manos de la ciudadanía bien informada y ambientalista,
pacifista y humanitaria la decisión última que responderá con un NO rotundo a
la implementación de la aventura nuclear.
Notas marginales. *Cuba
jamás pensó jamás construir plantas atómicas para ningún uso. **La incidencia
de cáncer tanto en Chernobil, Fukusshima y en las operaciones de transporte, operación,
enterramiento de residuos y su manipulación es tal, que organizaciones
defensoras de la salud y de la naturaleza están abiertamente opuestas.
(Alemania y Finlandia accionistas en Oskarsham aducen razones financieras para
el cierre en su último comunicado de prensa).
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