La caída de los precios del petróleo que se viene produciendo desde hace más de un año no ha sido considerada por las autoridades como un problema para la economía del país. A pesar de los análisis y advertencias de especialistas en la materia, de las medidas preventivas que adoptaban los gobiernos de los países vecinos, de los recaudos que tomaban todas las empresas petroleras serias y muchos otros aspectos, el Gobierno inmutable, ha proseguido con sus proyectos, planes de inversión y presupuestos como si la crisis le fuera ajena. De tanto insistir con “el blindaje” ha debido creer que efectivamente es invulnerable al bajón global de precios de las materias primas y se ha perdido un año de gestiones preventivas para enfrentar la nueva coyuntura.
Los proyectos y planes políticos para lograr la “rerereelección” de Evo Morales no explican por sí solos tal imprevisión en el manejo económico del país, esto es consecuencia también de la falta de un análisis profesional del equipo técnico económico del Gobierno.
Siguiendo el libreto del presidente Morales, una vez bajada la “línea” de acción política, las demás autoridades se empeñaron en añadir con entusiasmo otros argumentos, que a su buen entender, completan esta “línea”.
Como era de esperarse, lo primero que se hizo fue endilgar la caída del precio del petróleo a Estados Unidos. En diciembre pasado el presidente Morales mencionó que la reducción del precio de los hidrocarburos “( …) es una agresión económica que está bien dirigida por Estados Unidos (…) para amenazar o tumbar a Venezuela y Rusia.”(LR 20 12 2014). Pocos días después sostuvo que la caída no debería asustarnos porque somos un Estado fuerte con el colchón financiero de las reservas. (LR 01 01 2015).
El Ministro de Economía, además de preparar el presupuesto 2015, con un precio irreal de 80,3 $us/Bl, añadió que la caída de precios del crudo “(…) permitirá al Estado ahorrar entre $us 100 millones y $us 150 millones cada año por la disminución del precio para la compra de diésel y gasolina” (LR 15 12 2014)
El extinto presidente de YPFB en una entrevista con La Razón, aseguró entonces que: “(…) la baja cotización del barril del crudo genera oportunidades al país a futuro ya que proyectos como Vaca Muerta en Argentina y el Presal en Brasil se convertirían en inviables para esos países”. (LR 28 12 2014). Si estos gigantes yacimientos fueran inviables, ninguna empresa invertiría en ellos y no tendrían la menor oportunidad de ser explotados.
El Vicepresidente García por su lado calculaba que “(…) si el precio del barril del petróleo llegara a $us 45, la diferencia entre lo presupuestado y lo que realmente va a recibir el país, a partir de julio o agosto, va a ser entre $us 40 y $us 60 millones”.
“Si cayera a 30 dólares el barril, la diferencia entre lo que está presupuestado y lo que va a suceder en realidad va a ser de 100 millones de dólares”. (El Deber 08 01 2015).
Sin embargo, las exportaciones totales han bajado en 3,300 millones de dólares hasta ahora, sin que el precio del crudo haya caído por debajo de 35 $us/Bl.
Lo lamentable es no sólo que el trabajo del Gobierno ha estado dirigido a minimizar el efecto de la crisis en el país, sino que esta “línea” de acción política ha encubierto omisiones y propiciado iniciativas disparatadas.
Entre las omisiones no se puede dejar de mencionar la falta de un plan anticrisis como el anunciado por el Ministro de Hidrocarburos en enero pasado, cuando asumió funciones, mismo que nunca fue elaborado. O, la reformulación del presupuesto de YPFB que continúa con los mismos egresos como si sus ingresos fueran los que tenía cuando el crudo estaba en 100 $us/Bl.
Entre las iniciativas desatinadas, lanzadas únicamente con el propósito de mostrarse eficientes y comedidos en la “línea” política trazada, figuran la de exportar LNG (gas natural licuado) proveniente de una planta de licuefacción inconclusa y que tendrá costos imposibles de generar utilidades. O, la de exportar electricidad sin tener capacidad de generar grandes excedentes y sin tener líneas de transmisión.
Mejor lo haría el Gobierno si imitara algunas medidas, de Brasil y de Ecuador, como los recortes presupuestarios efectuados en enero de este año, de 8.400 y de 1.420 millones de dólares respectivamente. Y mejor aún si escuchara lo informado por la presidente Rousseff quien acaba de anunciar la aplicación de un plan de austeridad con nuevos y profundos recortes para equilibrar sus cuentas.
Sólo después que el precio del crudo se situara por debajo de 40 $us/Bl, se han observado algunas reacciones como aquello de ajustarse los cinturones, crear fideicomisos para equilibrar los presupuestos departamentales y anunciar un plan de austeridad para el próximo año.
El autor es ingeniero químico y petroquímico.
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