En diciembre de 2014 los precios internacionales del petróleo sufrieron una caída estrepitosa. En los nueve meses transcurridos, después de varias fluctuaciones, se ha estabilizado en ± 50 dólares/barril, pudiéndose ahora hacer algunas observaciones a los efectos causados que posiblemente se arrastren hasta el año próximo.
Los efectos de la rebaja de precios son gigantescos, con cifras casi siderales. Según estadísticas de 2014, ese año el mundo ha consumido un promedio de 92,1 millones de barriles de petróleo por día (bpd). Ese volumen incluía 44 millones bpd importados por los países deficitarios.
En otras palabras: en 2014 los países importadores de petróleo han gastado 1 millón 600 mil millones de dólares para abastecer su consumo de petróleo. Este año solamente les costará 800.000 millones de dólares.
Los precios actuales del petróleo no son fruto de la oferta y la demanda, sino el resultado de un complicado juego geopolítico en el cual Estados Unidos juega un papel preponderante. Como la caída vertiginosa de precios se inició en diciembre de 2014 se podría decir que los países importadores han recibido el regalo de Navidad más grande de su historia. Parecería que en esta última el Tío Sam ha tomado el lugar de Papa Noel.
En el otro lado de la medalla, en los países exportadores de petróleo, se tiene la siguiente situación: durante los meses pasados los países exportadores (Estados Unidos y la UE) han mantenido sus líneas políticas, y eso logró estabilizar el precio del petróleo en ± 50 dólares/barril. Arabia Saudita mantuvo liderazgo en los países de la OPEP con su visión de no perder mercados a largo plazo. El precio actual es atractivo para todos los usuarios, lo cual está creando un aumento en la demanda. Inclusive China, aunque está limitando su ritmo de crecimiento económico, no ha perdido la oportunidad y está importando cerca a 11 millones bpd, convirtiéndose en el primer importador del mundo.
La excepción en los países de la OPEP es Venezuela, que ha insistido, sin éxito, en reducir la producción para mantener los precios por la situación económica en la que está ese país. El otro disidente exportador es Rusia, que era el segundo exportador, con 7 millones bpd. La rebaja a 50 dólares/barril ha creado toda una crisis en el Estado ruso.
Nosotros, al principio, nos adherimos al reducido número de disidentes, acusando que la rebaja era una maniobra norteamericana. Esto parece ser evidente, pero sería muy poco político oponerse a una rebaja de precios que está beneficiando a la mayor parte de la humanidad.
Con los precios actuales, las empresas petroleras transnacionales privadas y/o estatales están reduciendo sus inversiones de riesgo, fundamentalmente en exploración.
Nosotros, tercamente, hemos sostenido que la rebaja del precio del petróleo era transitoria, por corto plazo y que aunque ésta se prolongará unos meses, nuestra economía estaba “blindada” para sobreponerse a la disminución de ingresos.
Al Gobierno le tomó nueve meses admitir que estaban equivocados. Se ha creado un sistema de préstamos en fideicomiso para las gobernaciones de las regiones, utilizando los fondos de presupuestos no ejecutados en el pasado.
De continuar el precio del petróleo en su actual nivel, el 2016 los fondos en fideicomiso no serán suficientes para cubrir las necesidades del Estado y las gobernaciones.
En repetidas ocasiones el autor ha advertido al Gobierno sobre la difícil situación que enfrentará por la rebaja de precios del petróleo.
Nueve meses es el periodo de gestación de un nuevo ser humano al que recibimos alborozados y esperanzados, porque todo niño/a llega con una hogaza bajo el brazo.
Lamentablemente en este caso no podemos decir lo mismo. No hemos podido gestar un programa financiero prudente y austero. Pronto tendremos en las manos otro tipo de niño. “La corriente del niño” que, según pronósticos, llegará con fuerza y violencia inusitadas, y nos hallará con ingresos disminuidos en 2.000 millones de dólares para poder hacerle frente.
El autor es ingeniero petrolero.