Las dudas sobre la economía china y la contracción en la actividad manufacturera han generado la peor caída de las bolsas en los últimos ocho años. Los mercados de valores sufrieron ayer un “lunes negro”, por el hundimiento de la bolsa de Shanghái en 9 por ciento .
El desplome de las bolsas chinas ha arrastrado a la de Tokio, que perdió un 4.61 por ciento , su mayor caída desde mayo de 2013. Seúl, Taipei y los mercados de todo el sureste asiático también fueron a la baja, igual que las principales bolsas europeas: Londres, Fráncfort, París y Madrid perdieron el 2.55 a 3.24 por ciento . En Estados Unidos se desplomaron las principales bolsas. El impacto llegó hasta Latinoamérica, pero la Bolsa Boliviana de Valores quedó indemne porque no forma parte del mercado global.
El derrumbe de las bolsas es resultado de la desaceleración económica de China. Ya en 2014, el país asiático creció 7.4 por ciento , su nivel más bajo desde el 2000. Para reactivar su economía, China decidió financiar empresas altamente endeudadas, mediante el incentivo de la participación en la Bolsa de pequeños inversores. A estos hechos se sumó la salida de inversiones en yuanes, tras la devaluación de la divisa china a comienzos de este mes.
China, con una contracción en la actividad manufacturera, compra menos materias primas, lo que genera, entre otros factores, una sobreoferta de petróleo y la consiguiente caída de las cotizaciones internacionales.
El desplome de las bolsas asiáticas se produjo a pesar de la decisión del Gobierno chino de permitir a los fondos de pensiones del país invertir hasta un máximo de un 30 por ciento de sus activos en la bolsa.
China produce el 16.5 por ciento del Producto Interno Bruto mundial y tiene un peso creciente en América Latina. El comercio bilateral se multiplicó por 20 en lo que va del siglo. América Latina exporta principalmente materias primas. La soya, el hierro, el petróleo y el cobre representan un 75 por ciento de las exportaciones a China. Latinoamérica importa manufacturas, en un intercambio desigual heredado de la colonia. El capital chino participa en grandes proyectos petroleros en Argentina, Brasil, Ecuador, Perú y Venezuela. Otorga préstamos a empresas estratégicas, como Petrobras, a cambio se asegurarse la provisión de carburantes por al menos 10 años.
La nueva realidad china tiene que ser una oportunidad para Bolivia, que debe aprobar una política de industrialización de los recursos naturales para mejorar la producción manufacturera, en lugar de esperar atender la demanda china. Puede ser el momento de buscar un nuevo equilibrio comercial.
Los sociólogos de la cátedra Unesco Theotonio Dos Santos y Mónica Bruckmann recomiendan desarrollar alianzas estratégicas que dejen de reproducir el modelo primario exportador y se orienten hacia el desarrollo integral. Se trata de acabar con la visión extractivista y los devastadores efectos sociales, económicos y ambientales que esta práctica acarrea. Los países latinoamericanos tienen que avanzar hacia un proceso de reapropiación social de la naturaleza y de los recursos naturales como base para el desarrollo y del bienestar de los pueblos. Esto implica apropiarse de la investigación científica y tecnológica, orientada al desarrollo de tecnologías de extracción que tengan el menor impacto ambiental posible, al conocimiento profundo de los materiales y su aplicación industrial, a la innovación tecnológica y a los nuevos usos industriales. Estos objetivos exigen también la creación de instrumentos de análisis para una gestión más eficiente de los recursos. Las señales de la recesión china datan de hace meses y el desplome de las bolsas es apenas un efecto.
El desplome de las bolsas chinas ha arrastrado a la de Tokio, que perdió un 4.61 por ciento , su mayor caída desde mayo de 2013. Seúl, Taipei y los mercados de todo el sureste asiático también fueron a la baja, igual que las principales bolsas europeas: Londres, Fráncfort, París y Madrid perdieron el 2.55 a 3.24 por ciento . En Estados Unidos se desplomaron las principales bolsas. El impacto llegó hasta Latinoamérica, pero la Bolsa Boliviana de Valores quedó indemne porque no forma parte del mercado global.
El derrumbe de las bolsas es resultado de la desaceleración económica de China. Ya en 2014, el país asiático creció 7.4 por ciento , su nivel más bajo desde el 2000. Para reactivar su economía, China decidió financiar empresas altamente endeudadas, mediante el incentivo de la participación en la Bolsa de pequeños inversores. A estos hechos se sumó la salida de inversiones en yuanes, tras la devaluación de la divisa china a comienzos de este mes.
China, con una contracción en la actividad manufacturera, compra menos materias primas, lo que genera, entre otros factores, una sobreoferta de petróleo y la consiguiente caída de las cotizaciones internacionales.
El desplome de las bolsas asiáticas se produjo a pesar de la decisión del Gobierno chino de permitir a los fondos de pensiones del país invertir hasta un máximo de un 30 por ciento de sus activos en la bolsa.
China produce el 16.5 por ciento del Producto Interno Bruto mundial y tiene un peso creciente en América Latina. El comercio bilateral se multiplicó por 20 en lo que va del siglo. América Latina exporta principalmente materias primas. La soya, el hierro, el petróleo y el cobre representan un 75 por ciento de las exportaciones a China. Latinoamérica importa manufacturas, en un intercambio desigual heredado de la colonia. El capital chino participa en grandes proyectos petroleros en Argentina, Brasil, Ecuador, Perú y Venezuela. Otorga préstamos a empresas estratégicas, como Petrobras, a cambio se asegurarse la provisión de carburantes por al menos 10 años.
La nueva realidad china tiene que ser una oportunidad para Bolivia, que debe aprobar una política de industrialización de los recursos naturales para mejorar la producción manufacturera, en lugar de esperar atender la demanda china. Puede ser el momento de buscar un nuevo equilibrio comercial.
Los sociólogos de la cátedra Unesco Theotonio Dos Santos y Mónica Bruckmann recomiendan desarrollar alianzas estratégicas que dejen de reproducir el modelo primario exportador y se orienten hacia el desarrollo integral. Se trata de acabar con la visión extractivista y los devastadores efectos sociales, económicos y ambientales que esta práctica acarrea. Los países latinoamericanos tienen que avanzar hacia un proceso de reapropiación social de la naturaleza y de los recursos naturales como base para el desarrollo y del bienestar de los pueblos. Esto implica apropiarse de la investigación científica y tecnológica, orientada al desarrollo de tecnologías de extracción que tengan el menor impacto ambiental posible, al conocimiento profundo de los materiales y su aplicación industrial, a la innovación tecnológica y a los nuevos usos industriales. Estos objetivos exigen también la creación de instrumentos de análisis para una gestión más eficiente de los recursos. Las señales de la recesión china datan de hace meses y el desplome de las bolsas es apenas un efecto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario