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martes, 12 de febrero de 2013


840 millones de dólares para un proyecto fallido

la planta de úrea mal diseñada, en sitio inadecuado, con mercado inseguro y costo alto de producción. es de YPFB. nadie contradice a don Evo mal orientado.

Que el gobierno decida invertir 840 millones de dólares en una planta de urea mal diseñada, mal emplazada y peor calculada para los fines del marketing es algo que debería provocar una inmediata enmienda.
Todos los expertos, comenzando por Carlos Miranda, han dicho que la planta de Bulo Bulo no tiene sentido y, en realidad, es un absurdo, pero el gobierno mantiene su decisión de ir adelante.
Lo último que se ha sabido del gobierno sobre este desacierto es que se propone, en 2018, decir a Brasil que si quiere seguir comprando gas natural boliviano deberá ir “casadito” con urea.
Esta idea genial surgió cuando quedó claro que Brasil estaba instalando tres gigantescas fábricas de urea en su territorio, fábricas que usarán el gas boliviano como materia prima. Se había perdido el principal mercado de exportación que inspiró el proyecto boliviano.
Cuando alguien advirtió que el costo de producción de la urea boliviana iba a ser muy alto, el gobierno se apresuró en anunciar que el precio que deberá pagar la planta por el gas natural será menor a la mitad del que se cobra por el gas exportado. Traducción: Bolivia se propone subvencionar también la urea de exportación.
Esta clase de decisiones no meditadas muestran que nadie se atreve a decir al presidente Morales que la millonaria planta no puede ser emplazada en el Chapare, por más cariño que el mandatario tenga a esa zona.
Un elefante blanco de 840 millones de dólares es muy caro para un país que sigue teniendo los mayores índices de pobreza de Sudamérica.
Si la idea era exportar la urea a Brasil y Argentina, la planta debía haber sido emplazada en el chaco tarijeño, conectado muy bien a esos dos países, además de estar en la boca de pozo del gas.
Dicen que quienes ganan la lotería generalmente invierten mal el dinero y que, la mayoría de ellos, en pocos meses terminan quebrados.
Algo parecido le está pasando al gobierno del MAS. Por designios del mercado internacional de las materias primas, los ingresos se han multiplicado por seis, equivalente a ganar la lotería sin ni siquiera haber comprado el billete.
Y ahora se propone invertir el dinero de los bonos soberanos en carreteras, pagando 4,78% de interés, mientras que la CAF le cobra menos de 2%.
Errores de nuevos ricos.

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