El ingeniero petrolero Carlos Miranda calificó como la “Gran tragicomedia nacional” a las intenciones gubernamentales de “ser los primeros en haber propugnado la industrialización del gas”, por lo que propone “algunas aclaraciones”.
El recuento del también ex superintendente de Hidrocarburos da comienzo afirmando que el 18 de octubre de 1969, el Gral. Alfredo Ovando Candia, fue el Primer Mandatario boliviano que en discurso público propuso la industrialización del gas como otro justificativo a la nacionalización de Gulf Oil Corporation.
También identifica que “para nuestro país con mercado interno pequeño, mediterráneo y con escasas vías de exportación, los mayores problemas han sido y son contar con uno o más mercados asegurados y poder llegar a ellos con precios competitivos”.
En ese recuento señala que Brasil, en la década de los años ‘70 del siglo XX, era “la oportunidad ideal”. “Un mercado de más o menos 200 millones de habitantes que requería nuestro gas. Aceptar la compra de urea y la apertura de su mercado a futura producción de polietileno boliviano fueron condiciones para el suministro de gas. Este acuerdo debe ser puesto en vigencia”.
Miranda afirma que una vez logrado lo anterior se dirigió la vista a los países del Pacifico. El Acuerdo de Cartagena con los planes de Programación Industrial, brindaba una buena oportunidad. Mientras, los años que la exportación al Brasil maduraba fueron utilizados en difíciles negociaciones en el Pacto Andino para lograr la asignación a Bolivia de la producción de etileno y polipropileno, para toda la región y buscar otros mercados.
Además, puntualiza que “Argentina no era ni es mercado. La petroquímica de Bahía Blanca produce lo que deseamos colocar. Chile tampoco. Se retiró del Pacto Andino y se abastece de ultramar. Una actitud similar a la compra de gas”. En ese sentido, “Para el siglo XXI, los acuerdos del Pacto Andino se desvanecieron”.
“Iniciamos el siglo XXI en una relación especial con Brasil, una verdadera alianza. Parecía que la dramática búsqueda de mercados tendría un final feliz”, anticipa la ex autoridad estatal.
PERDIDA DE LA PETROQUÍMICA: El 2002, YPFB y Braskem de Brasil, una de las más grandes petroquímicas del continente, suscribieron una Carta de Intenciones para instalar un polo petroquímico en Puerto Suárez. “Sobrevino la Guerra del Gas. Las grandes víctimas ciudadanos bolivianos, y silenciosamente la petroquímica nacional. La Ley 3058 y después de la llamada ‘Nacionalización’ terminaron en quebrar la alianza con Brasil. La petroquímica desapareció de la agenda boliviano brasileño”.
Para Miranda, experto en temas hidrocarburíferos, en 2006 “comienza la comedia”. “El 2006, se formula un plan de industrialización de gas, mostrando una ignorancia que causa estupor: Petrocasas en Cararollo, cortar secciones de planchas de PVC para casas prefabricadas. Una planta de garaje para fabricar tapones de garrafas y fabricar tubería de gas para las instalaciones de gas domiciliario, extrayendo polietileno. Ese extraordinario plan era utilizar productos petroquímicos y no industrializar gas y producirlos”.
“No avanzó. Los singulares estrategas de la petroquímica lograron que la nueva Constitución Política del Estado Plurinacional, instruya la creación de la Empresa Boliviana de Industrialización de Hidrocarburos (EBIH), bajo la tuición de YPFB. Se la creo y no pasó nada. La EBIH hace mutis por el foro y ¡Bingo! YPFB se hace cargo de la petroquímica”, escribe Miranda en su columna de la ANF.
“Rápidamente, llama a una licitación, llave en mano, para la construcción de una planta de amoniaco y urea en Bulo Bulo, con financiamiento del Banco Central (de Bolivia). Todavía no tiene predios propios, pero igual la obra ha sido adjudicada. El proyecto es objeto de muchas observaciones. Las más importantes: ubicación y falta de mercados”, agrega el columnista.
También da cuenta que “en un arranque genial para solucionar la pésima ubicación se indica que se construirá un ferrocarril de Bulo Bulo a Montero para transportar la producción. No se sabe que llevara de retorno a Bulo Bulo”.
AUSENCIA DE MERCADOS: “¿Mercados?”, se pregunta el ex súper de Hidrocarburos y asevera que “la respuesta es otra genialidad”.
“Se contratará un agente comercializador (trader) que se encargará de vender la producción. ¿Precios? Silencio es la respuesta. La comedia continua. La EBIH reaparece e informa que el 2013 pondrá en marcha la planta de petrocasas, la de tubería para gas y tapones para garrafas”. “Se insinúa otro capítulo del drama. El BCB pagara a través de YPFB más de 800 millones de dólares por la construcción de la planta del Chapare. Todavía no se sabe cuánto costara la vía férrea a Montero”.
“No es un cuento estimado lector. El dinero que se está gastando para cumplir promesas políticas sin el debido análisis económico del proyecto, es suyo y mío”, finaliza el columnista.
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