na auténtica "guerra por la Diablada" estalló entre Perú y Bolivia después de que la candidata peruana a Miss Universo, Karen Schwarz, luciera el traje con cara de Diablo usado en esa danza -que Bolivia considera su patrimonio- en el concurso Miss Universo que se celebra en Bahamas. Toda la artillería boliviana se puso al servicio de esta nueva causa nacional. La cadena CNN y la venezolana Telesur ya trasmiten un spot de 20 segundos que enfatiza que la Diablada es una "danza precolombina nacida en el corazón de Oruro", cuyo colorido carnaval fue declarado patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
"Siguen provocando", respondió el diario La República, de Lima. En la pelea nadie está dispuesto a ceder: hoy se desarrollará en la céntrica Plaza Murillo -frente al Palacio de Gobierno de La Pazz- la Jornada en defensa de la Diablada, y un "debate científico y académico" con etno-musicólogos y antropólogos. Y este sábado, en el marco del Día Mundial del Folklore, los peruanos responderán con un gran desfile de Diablos para apoyar a su Miss en la sureña ciudad de Puno, donde se baila esa danza desde hace varios siglos.
"La Diablada es tan boliviana como es peruano el pisco. Somos conscientes del traspaso de las fronteras, pero existen documentos sobre el origen avalados por organismos internacionales", sentenció el ministro de Culturas boliviano Pablo Groux, quien amenazó con llevar el caso hasta la Corte Internacional de La Haya y la Organización Mundial de Propiedad Intelectual. Además, mostró videos de la Miss Bolivia, Rosario Rico Toro, luciendo el mismo traje de Diablo en 1990.
Pero los peruanos consideran que la danza es de la zona andina y que es tan peruana como boliviana. Incluso dicen que nació en Puno.
En 2006, otro objeto de disputa fue el charango, esta vez incluyendo a Chile, después de que el presidente Ricardo Lagos le obsequiara el instrumento a Bono, líder del grupo U2, como de "origen chileno". Casi de inmediato, el Parlamento boliviano lo declaró patrimonio nacional y Evo Morales le regaló un ejemplar a la presidenta Michelle Bachelet, quien lo recibió entre grandes carcajadas.
Paradójicamente, Morales mantiene un estrecho vínculo político y personal con Bachelet -pese al histórico diferendo del mar- y una pésima relación con su par Alan García. Como Chávez, Evo apoyó a Ollanta Humala en las presidenciales de 2006. "Cuando lo conocí era más delgado y más antiimperialista", ironizó en una oportunidad el boliviano, cosa que no hizo ninguna gracia al dos veces mandatario peruano. Pero la tensión creció aún más -e incluyó el retiro del embajador de Lima- después de que Morales considerara un "genocidio" los incidentes en la Amazonia peruana en junio pasado, cuando policías se enfrentaron a los indígenas con un saldo de muertos y heridos. También contribuyó a los cruces de acusaciones el asilo peruano a ex ministros de Gonzalo Sánchez de Lozada, juzgados en Bolivia por la represión de octubre de 2003, en el marco de la llamada "guerra del gas".
El último incidente fue la semana pasada: Evo Morales sindicó, sin presentar pruebas, a ciudadanos peruanos como presuntos sicarios de la derecha boliviana en un confuso episodio de dos cartas-bombas que dejaron dos heridos graves en La Paz.
"Siguen provocando", respondió el diario La República, de Lima. En la pelea nadie está dispuesto a ceder: hoy se desarrollará en la céntrica Plaza Murillo -frente al Palacio de Gobierno de La Pazz- la Jornada en defensa de la Diablada, y un "debate científico y académico" con etno-musicólogos y antropólogos. Y este sábado, en el marco del Día Mundial del Folklore, los peruanos responderán con un gran desfile de Diablos para apoyar a su Miss en la sureña ciudad de Puno, donde se baila esa danza desde hace varios siglos.
"La Diablada es tan boliviana como es peruano el pisco. Somos conscientes del traspaso de las fronteras, pero existen documentos sobre el origen avalados por organismos internacionales", sentenció el ministro de Culturas boliviano Pablo Groux, quien amenazó con llevar el caso hasta la Corte Internacional de La Haya y la Organización Mundial de Propiedad Intelectual. Además, mostró videos de la Miss Bolivia, Rosario Rico Toro, luciendo el mismo traje de Diablo en 1990.
Pero los peruanos consideran que la danza es de la zona andina y que es tan peruana como boliviana. Incluso dicen que nació en Puno.
En 2006, otro objeto de disputa fue el charango, esta vez incluyendo a Chile, después de que el presidente Ricardo Lagos le obsequiara el instrumento a Bono, líder del grupo U2, como de "origen chileno". Casi de inmediato, el Parlamento boliviano lo declaró patrimonio nacional y Evo Morales le regaló un ejemplar a la presidenta Michelle Bachelet, quien lo recibió entre grandes carcajadas.
Paradójicamente, Morales mantiene un estrecho vínculo político y personal con Bachelet -pese al histórico diferendo del mar- y una pésima relación con su par Alan García. Como Chávez, Evo apoyó a Ollanta Humala en las presidenciales de 2006. "Cuando lo conocí era más delgado y más antiimperialista", ironizó en una oportunidad el boliviano, cosa que no hizo ninguna gracia al dos veces mandatario peruano. Pero la tensión creció aún más -e incluyó el retiro del embajador de Lima- después de que Morales considerara un "genocidio" los incidentes en la Amazonia peruana en junio pasado, cuando policías se enfrentaron a los indígenas con un saldo de muertos y heridos. También contribuyó a los cruces de acusaciones el asilo peruano a ex ministros de Gonzalo Sánchez de Lozada, juzgados en Bolivia por la represión de octubre de 2003, en el marco de la llamada "guerra del gas".
El último incidente fue la semana pasada: Evo Morales sindicó, sin presentar pruebas, a ciudadanos peruanos como presuntos sicarios de la derecha boliviana en un confuso episodio de dos cartas-bombas que dejaron dos heridos graves en La Paz.
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