El volumen de gas que sigue saliendo de los viejos campos descubiertos el siglo pasado está disminuyendo a un ritmo un poco más acelerado del previsto. En este momento, la producción está por debajo de los 60 millones m3/d, incluso por debajo de 57 millones, con tendencia a seguir cayendo. El gas de Incahuasi y de los bolsones descubiertos durante el anterior proceso electoral por la Repsol, en Margarita, todavía no ha llegado a la red de gasoductos.
Los volúmenes que van a Brasil y Argentina están disminuyendo como resultado de esta crisis. Al parecer, el Gobierno está negociando con esos países para que el tema no alcance notoriedad de conflicto, quizá jugando con los pagos demorados, con uno de esos países, y con negociaciones del próximo contrato, con el otro. Es que las inversiones fueron insuficientes desde que, en 2006, el Gobierno lanzó la negociación con las petroleras, que decidió llamar ‘nacionalización’ por recomendación de Wálter Chávez.
Ahora, cuando las petroleras están pagando menos que en los tiempos de Sánchez de Lozada, se podía esperar que invirtieran un poco más, pero eso sería tarde para resolver la actual crisis. Un campo descubierto tarda, según cálculos de Carlos Darlach, 12 años en promedio antes de estar conectado a la red de ductos. El mismo experto, doctor en geología, dice que, como van las cosas, Bolivia podría verse en la necesidad de importar gas natural en la próxima década. Lo bueno de eso es que la próxima década el precio del gas natural en todo el mundo estará al alcance de cualquier país. En este momento, ese precio es el más bajo de los últimos 30 años. En 2005 estaba en $us 15,37 por millón de BTU y ahora está en $us 2,04. El gas natural licuado australiano, que llega a China y Japón, cuesta $us 4,40, más o menos lo que costó el gas natural licuado que Estados Unidos envió a Brasil hace un mes, como su primera exportación hacia Sudamérica.
Quizá convenga ahora que los gobernantes bolivianos aprendan de lo que está haciendo Arabia Saudita, que ha decidido dejar de depender del petróleo y está sembrando los ingresos de las que seguramente serán sus últimas exportaciones de crudo. Este es un proceso de ‘cambio, y fuera’
energía porque todo lo hace el hombre para tener fuerza y la fuerza es energía muchas veces mal empleada para su propia destrucción. hambre porque millones de seres no tienen que comer mientras otros hacen guerras y se gastan ingentes cantidades en sostenerlas. de todo un poco lo curioso, lo extraño, lo sorprendente e ignorado.
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