La periodista de CNN Patricia Janiot, cuyo control y profesionalismo son puestos a prueba con algunas entrevistas a puntuales mandatarios latinoamericanos y ocasionalmente al irritante Presidente de Irán (qué coincidencia), entrevistó a Evo Morales en ocasión de su visita a Nueva York para asistir a la 67 Asamblea General de la ONU.
Nosotros conocemos muy bien cómo se siente SE cuando debe enfrentar a la prensa. Conocemos también su reflejo condicionado de que la mejor defensa es el ataque, -y ya hemos tenido experiencia de anteriores entrevistas- por la que CNN, opositora e imperialista y que a falta de un propicio medio nacional, es siempre blanco de críticas y manifiesta antipatía.
Sin embargo, la periodista tuvo la habilidad de llevar a SE hacia el terreno que ella deseaba dilucidar y que tanta tinta ha consumido a nivel internacional por más de un año por las extrañas connotaciones que derivan del hecho que Evo Morales, saltó al mundo mediático como el primer presidente indígena de Bolivia. La Novena Marcha Indígena de las Tierras Bajas, fue víctima de una represión violenta absolutamente inaudita, considerando los antecedentes del primer mandatario del Estado mencionado.
Pese a la vasta experiencia de Janiot para lidiar con políticos escurridizos ante preguntas incómodas, no pasó desapercibida su sorpresa ante la admisión presidencial, que existen agujeros negros en la administración de su gobierno. Decir que no sabía nada y que la represión tan planeada y ejecutada -lo que incluía una importante erogación de recursos en dinero, efectivos policiales e incluso aviones militares- es digamos, inverosímil. Por decir lo menos, una confesión deshonrosa.
Para nadie pasa desapercibido, que en los casi siete años de gobierno del MAS, si en algo han laborado con éxito, ha sido en copar los poderes del Estado sin excepción de ninguna categoría. Por lo tanto, dejar entrever que hay un poder paralelo, con ilimitada licencia e independencia de acción, es de suma relevancia.
Que para consumo interno el gobierno haya intentado variopintas justificaciones, aún nos las bancamos. Todos saben cuál es la verdad y está debidamente anotada en la memoria colectiva. Pero que sea justamente el Presidente y en una cadena internacional de semejante efecto quien desnude verdades, nos debe llevar a ciertas conclusiones.
Como en el cuento espejito, espejito, no importa ni el qué ni el cómo, pero la única imagen que se permiten, proviene de un único espejo que está en el despacho presidencial. La menor sombra, desata la consabida cacería de antagonistas.
Hay que reconocer que el celoso cuidado que SE les dispensa a sus operadores, es digna de una mejor causa. Si Santos Ramírez no hubiese estado en el medio de un asesinato, insalvable e inocultable, es probable que aún continuaría en los corredores del poder. Llevar a la justicia a personajes como el senador Surco entre otros, es impensable. Y llevar a individuos como Vedia, aún está por verse. De algún otro, ni soñar. Y este ponerse en evidencia, es solo la culpa de la detestable prensa que no se sabe cómo, siempre se las arregla para tener un testimonio en imagen, audio o video que no deja más espacio a la maniobra.
No es posible que los autores intelectuales o materiales de graves incidentes como el de Chaparina gocen de semejante amparo y encubrimiento. No es comprensible que un régimen que piensa en prorrogarse en el poder, no aquilate que este tipo de tejemanejes, que por muy bien tergiversadas que sean mediante los infaltables spots del Ministerio de Comunicación, le causan un terrible daño a la democracia y a la credibilidad de la gente en sus clases dirigentes. No es pidiendo disculpas de pretendida humildad. Es exponiendo a los responsables y haciendo, por una vez, que la justicia obre con prontitud aún sea en su desmedro. Ha pasado un año y aún no hay responsables en el banquillo que devuelva la confianza.
La pasividad con la que el Presidente ha tomado el hecho de que hayan sobrepasado su autoridad y las leyes a las que él es el primer comprometido en observar, echa un manto de sospecha muy peligroso de que efectivamente, existe un oscuro poder detrás del trono. En la mente de muchos de los ciudadanos bolivianos, existe una imagen cada vez más clara de quién es el monje gris que maneja los hilos de las políticas del Estado. Mientras algunos solo disfrutan de los oropeles del poder, hay otros cuyas intenciones no podrán permanecer ocultas por mucho tiempo más. El caso de Chaparina, es mucho más que una violenta intervención policial y consecuente violación a los derechos humanos. Es una muestra inequívoca que algo muy turbio y tenebroso se está pretendiendo imponer en el país.
Se acerca el momento en el que los bolivianos nos veremos obligados a exigir que se alce del todo el telón, que caigan las máscaras del tal modo que podamos todos conocer exactamente hacia dónde creen que pueden llevarnos y actuar en consecuencia.
energía porque todo lo hace el hombre para tener fuerza y la fuerza es energía muchas veces mal empleada para su propia destrucción. hambre porque millones de seres no tienen que comer mientras otros hacen guerras y se gastan ingentes cantidades en sostenerlas. de todo un poco lo curioso, lo extraño, lo sorprendente e ignorado.
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