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jueves, 25 de febrero de 2010

Guillermo Capobianco puntualiza al descarnado "los polos opuestos en democracia" que constituyen Brasil contra Venezuela

Se ha mostrado al mundo el perfil de dos tipos de democracia que constituyen en realidad dos polos opuestos en la extensa geografía contemporánea de América Latina.

La primera, Brasil, con 200 millones de habitantes mulato/mestizos, con un nivel de integración étnica/racial envidiable, un crecimiento de más del 7 por ciento de su PIB y un Presidente admirado en el mundo con 80% de aprobación de su mandato.

Una potencia mundial emergente junto a China y la India.

El otro tipo de democracia lo encarna Venezuela bajo el liderazgo carismático del Presidente Hugo Chávez Frías, sustentado en la doctrina del Socialismo del Siglo 21 y en una sociedad polarizada y confrontada, sumida en una profunda crisis de crecimiento de la demanda de energía eléctrica y alimentos básicos de consumo, al borde de una potencial guerra civil.

La concepción democrática del Presidente Lula, en cambio, le permitió conformar un bloque de poder sólido y estructural sobre la base de su alianza estratégica con la poderosa burguesía industrial paulista cuya expresión es el Vicepresidente Alentar.

Lula gobernó para todos los brasileños y su partido el PT o el PDMDB de José Serra hará lo propio y dará continuidad al Proyecto Brasil que no podrá dar, históricamente hablando, marcha hacia atrás.

Venezuela en cambio, bajo la presidencia de Chávez, ha conducido a este importante país hermano a una especie de callejón sin salida, retóricamente antiestadounidense ha amenazado con instalar uno, dos, tres Vietnam en América del Sur pero está obligado por razones de estado a seguir suministrando tres millones de barriles de petróleo diarios a Estados Unidos.

Casi todos los Proyectos y emprendimientos políticos y económicos de la Revolución Bolivariana están actualmente en tela de juicio sino en bancarrota declarada: UNASUR en stand y, el ALBA y el fracaso de Honduras y de la ¡vietnamizacion! ni que hablar.

En esta tipología, tal vez un poco arbitraria, Bolivia es la experiencia mas radical y es que el Presidente Morales, equivocado y arrogante, es menos insincero que Chávez.

En su guerra política contra los Estados Unidos, Bolivia perdió realmente el ATPDA.

El estatismo creciente de sus políticas públicas evocan al régimen udepista que controló y estableció precios al tomate, el plátano y la cebolla como quiere hacer ahora el Vicepresidente con el pollo, el azúcar y el GLP.

Este país de los decretos y leyes cortas no ha abrogado aún el 21060 ni anulado el Bolsín del Banco Central.

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