El ex-diplomático y tratadista Mario Ojara, en medular nota editorial de El Diario de LP denuncia la traición a Bolivia cometida por EM que sin existir Relaciones Diplomáticas con Chile ha firmado un ignominioso acuerdo concediéndole ventajas sin límite y granjerías en la construcción del corredor biooceánico. El motivo es tan grave que amerita con mucho un Juicio de Responsabilidades. El delito es en mucho superior al que pensaba cometer S. de Lozada. Veamos el texto:
Juicio de responsabilidades al Presidente
Mario Ojara Agreda
Bolivia suspendió las relaciones diplomáticas con Chile en 1962, exigimos una salida soberana al océano Pacífico, pero los chilenos rechazan nuestra demanda marítima, afirmando que "Bolivia nunca tuvo mar, que no hay conflicto territorial pendiente de solución con Bolivia, que el Tratado de 1904 es irrevisable, intangible, inamovible". El invasor de 1879, armado hasta los dientes, es arrogante, prepotente, necesitamos una política de Estado en las relaciones con el usurpador histórico. El ex presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, traidor, se comprometió a construir un gasoducto de Tarija a un puerto chileno, sin embargo fue defenestrado.
El presidente Evo Morales Aima hace lo que Chile manda, renunció a la reivindicación marítima, acepta mar sin soberanía. Debería saber que la suspensión de relaciones diplomáticas le impide firmar cualquier acuerdo internacional con Chile. Pero firmó una Declaración y reanudó de facto las relaciones diplomáticas con el país vecino, superando a Sánchez de Lozada en el arte de vender a la Patria, el pueblo le revocará el mandato. Con la célebre Declaración firmada en la ciudad de La Paz se concede libre tránsito a Chile por territorio boliviano. Así el usurpador de nuestro mar unirá Iquique con el puerto de Santos de la República Federativa del Brasil, transitará por nuestro territorio sin pagar impuestos ni tributos, Bolivia será inundada por el contrabando.
La Declaración nos obliga a construir una carretera de primera clase para que Chile acceda al Atlántico con las mayores ventajas posibles, y gracias a los favores de Morales se convertirá en potencia bi-oceánica. Bolivia ni un milímetro de mar tiene, por lo que es absurdo el discurso integracionista de Morales. Chile nos toma el pelo, la Declaración debe ser rechazada por el Congreso Nacional, que el país usurpador que quiere convertirse en potencia bi-oceánica, usando nuestro territorio, primero que devuelva a Bolivia un ‘pedazo’ del territorio del que se apropió.
Sólo un Juicio de responsabilidades puede evitar que Morales entregue Bolivia entera a Chile, no necesitamos "corredor bioceánico", salimos al Atlántico por la hidrovía Paraguay – Paraná – Río de la Plata y por el Puerto de Santos. No es justo que Chile nos mantenga en su patio trasero y nos pida libre tránsito para sacar su producción industrial a los mercados del Atlántico pisando nuestro territorio. Morales Aima tiene la obligación de respetar la ruptura de relaciones diplomáticas y no mancillar la dignidad nacional. Le exigimos al Mandatario masista asumir la defensa de Bolivia, reclamar mar con soberanía, recuperar las aguas del Silala y del Lauca desviadas hacia territorio chileno, estos recursos hídricos son vitales para el desarrollo de Potosí y Oruro, en la zona más árida del país. Las negociaciones secretas con Chile están teñidas de corrupción, un juicio de responsabilidades por traición a la Patria al presidente Morales es la única manera de evitar otra invasión chilena.
energía porque todo lo hace el hombre para tener fuerza y la fuerza es energía muchas veces mal empleada para su propia destrucción. hambre porque millones de seres no tienen que comer mientras otros hacen guerras y se gastan ingentes cantidades en sostenerlas. de todo un poco lo curioso, lo extraño, lo sorprendente e ignorado.
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lunes, 31 de diciembre de 2007
sábado, 29 de diciembre de 2007
Si Cochabamba no asume una política global de preservación del medioambiente y establece las instituciones para luchar contra la acumulación de desechos que amenazan sumir a la región con gravísimas epidemias de efecto contagioso, las basuras terminarán por imponerse y las calles donde los contenedores están siendo rebasados y se han convertido en escenario público de tareas de reciclado que realizan los indigentes. Así lo han entendido expertos en el tema como Alberto de la Reza que ha estudiado los múltiples detalles del complejo asunto, al que por desgracia, ninguna autoridad se atreve a prestarle la debida atención. Los paliativos no son una solución, son apenas un remiendo que no resuelve el problema
sábado, 22 de diciembre de 2007
"sólo muerto me sacarán de Palacio": Morales
Evo Morales dice que si hay planes conspirativos saldrá muerto de Palacio
Hace 2 horas
LA PAZ (AFP) — El presidente de Bolivia, Evo Morales, sentenció este sábado que "saldrá muerto de Palacio de Gobierno" si los opositores intentan utilizar otra vía que no sea la democrática para sustituirlo y volvió a retar a los prefectos con los que está confrontado a someterse a un referendo revocatorio.
"Quiero que sepan, de confianza, con responsabilidad y sinceridad, mientras este nombrado presidente constitucional democráticamente y si quieren sacarme me sacarán muerto del Palacio", puntualizó en un discurso pronunciado ante centenares de mineros en la localidad de Llallagua al este de La Paz.
El mandatario izquierdista acusó a "la derecha, a los conservadores, los neoliberales sirvientes del imperialismo norteamericano de tocar las puertas de las fuerzas armadas" para derrocarlo, en su discurso transmitido por la estatal Patria Nueva.
"Seguramente quieren sacarnos, asustarnos, amedrentarnos", matizó y dijo que no tiene ningún "miedo a los oligarcas, a quienes en tantos años de gobierno lo único que hicieron es robar y robar".
El presidente indígena insistió en que la oposición tiene un plan para sacarlo del gobierno y contraatacó retándolos a someterse a un referendo revocatorio que propuso a fines de noviembre y que se tramita en el Congreso.
"No hay problema si nos equivocamos nos sometamos al referendo revocatorio, que el pueblo diga quién se va quién se queda. Ahora no quieren el referendo revocatorio algunos prefectos, tienen miedo al pueblo boliviano", remarcó.
Morales defendió también la nueva Carta Magna, con la que pretende refundar Bolivia. La misma se aprobó a fines de noviembre sin presencia del principal partido de la oposición, liderado por el ex presidente conservador Jorge "Tuto" Quiroga. El proceso no es reconocido por los departamentos también opositores denominados de la "media luna".
Los prefectos y líderes civiles de la pujante Santa Cruz (este), considerado el motor de la economía boliviana y que lidera la oposición a Morales, de Beni (noreste), Pando (norte) y Tarija (sur) convocaron a una resistencia civil contra la nueva Constitución y la política gubernamental, además de aprobar de facto un estatuto autonómico contra el centralismo de La Paz.
"No hay ninguna media luna lo que hay es una luna llena, jamás Bolivia se va a separar", afirmó Morales al acusar a sus detractores de intenciones separatistas.
El discurso del presidente se produce horas después de que el vicepresidente, Alvaro García, volvió a invitar a los prefectos opositores a un diálogo con agenda abierta, aunque no fijó día y hora, mientras los aludidos piden la presencia de observadores internacionales para asistir a la cita.
Hace 2 horas
LA PAZ (AFP) — El presidente de Bolivia, Evo Morales, sentenció este sábado que "saldrá muerto de Palacio de Gobierno" si los opositores intentan utilizar otra vía que no sea la democrática para sustituirlo y volvió a retar a los prefectos con los que está confrontado a someterse a un referendo revocatorio.
"Quiero que sepan, de confianza, con responsabilidad y sinceridad, mientras este nombrado presidente constitucional democráticamente y si quieren sacarme me sacarán muerto del Palacio", puntualizó en un discurso pronunciado ante centenares de mineros en la localidad de Llallagua al este de La Paz.
El mandatario izquierdista acusó a "la derecha, a los conservadores, los neoliberales sirvientes del imperialismo norteamericano de tocar las puertas de las fuerzas armadas" para derrocarlo, en su discurso transmitido por la estatal Patria Nueva.
"Seguramente quieren sacarnos, asustarnos, amedrentarnos", matizó y dijo que no tiene ningún "miedo a los oligarcas, a quienes en tantos años de gobierno lo único que hicieron es robar y robar".
El presidente indígena insistió en que la oposición tiene un plan para sacarlo del gobierno y contraatacó retándolos a someterse a un referendo revocatorio que propuso a fines de noviembre y que se tramita en el Congreso.
"No hay problema si nos equivocamos nos sometamos al referendo revocatorio, que el pueblo diga quién se va quién se queda. Ahora no quieren el referendo revocatorio algunos prefectos, tienen miedo al pueblo boliviano", remarcó.
Morales defendió también la nueva Carta Magna, con la que pretende refundar Bolivia. La misma se aprobó a fines de noviembre sin presencia del principal partido de la oposición, liderado por el ex presidente conservador Jorge "Tuto" Quiroga. El proceso no es reconocido por los departamentos también opositores denominados de la "media luna".
Los prefectos y líderes civiles de la pujante Santa Cruz (este), considerado el motor de la economía boliviana y que lidera la oposición a Morales, de Beni (noreste), Pando (norte) y Tarija (sur) convocaron a una resistencia civil contra la nueva Constitución y la política gubernamental, además de aprobar de facto un estatuto autonómico contra el centralismo de La Paz.
"No hay ninguna media luna lo que hay es una luna llena, jamás Bolivia se va a separar", afirmó Morales al acusar a sus detractores de intenciones separatistas.
El discurso del presidente se produce horas después de que el vicepresidente, Alvaro García, volvió a invitar a los prefectos opositores a un diálogo con agenda abierta, aunque no fijó día y hora, mientras los aludidos piden la presencia de observadores internacionales para asistir a la cita.
miércoles, 19 de diciembre de 2007
El paso al costado de Evo sustituído por Alvaro
Siguiendo el hilo conductor de Manuel Freytas que responde a la línea de no ser de izquierda ni de derecha, basándose en los hechos descarnados de la razón política nos habla del término "democracia blindada" que puede permitir todos los cambios, pero mantener la gobernabilidad.
El paso al costado de Morales
La situación de "ingobernabilidad", a su vez, es el más claro síntoma de que la estrategia "democrática-constitucional" con Morales (pensada para salir de la rebelión popular en 2005) está tocando su fin, y el presidente "indio" está tironeado y aprisionado entre los que quieren ir a un enfrentamiento con la oligarquía y los que proponen una negociación para retomar el control constitucional del gobierno del MAS.
Morales -según la información que emerge de su propio entorno- intenta mantenerse "prescindente" proponiendo vías de negociación que son sistemáticamente rechazadas por la oposición oligárquica que tiene a la partición de Bolivia como principal instrumento de presión.
El ejército y la policía boliviana, en los hechos, no juegan ni para Morales ni para los sectores oligárquicos sublevados contra el poder constitucional, y sus jefes, como ya es histórico, sólo van a actuar siguiendo órdenes de la embajada y de las delegaciones locales de la CIA y del Comando Sur de EEUU.
Las fuerzas armadas bolivianas, están galvanizadas en el marco institucional de la "gobernabilidad democrática" y sus jefes solo responden a ese lineamiento donde no existe posibilidad de "éxito" con un golpe de Estado o salidas represivas-militares, no autorizadas por la embajada norteamericana.
Y, curiosamente, esta vez el gran jugador (EEUU y el poder transnacional) se encuentran aprisionados en su propia telaraña, y ahora no se enfrentan a una "rebelión popular" como en el 2005, sino a una guerra por el poder entre aliados que pone en riesgo toda la maquinaria de dominación en Bolivia.
En el entorno de Morales se destacan claramente un sector "combativo" (partidario de profundizar la guerra por el control del poder) y un sector "dialoguista" encabezado por el vicepresidente García Linera, una especie de carta "comodín" que tiene ubicada la embajada norteamericana en el entorno presidencial (Linera es el nexo de Morales con la delegación estadounidense en Bolivia).
Como dicen los expertos en Bolivia: García Linera es la pieza clave que ya empezó a jugar el Departamento de Estado para darle una salida a la crisis dentro de los parámetros de "gobernabilidad democrática" y sin romper el proceso constitucional.
La "carta Linera"
La oligarquía sublevada no negocia con Morales, pero si negocia con el vicepresidente Linera: Sobre la base de este axioma funcional el jugador (EEUU y el poder transnacional) están articulando una nueva movida de piezas en el tablero boliviano.
Hay tres escenarios previstos: la "renuncia histórica" (en función de la "unidad de Bolivia" de Evo Morales), la asunción de García Linera como presidente, y una nueva rebelión popular protagonizada por las organizaciones y sindicatos combativos del Altiplano que actualmente mantienen un apoyo crítico a Morales y al partido gobernante, el MAS.
De producirse la renuncia de Morales (como producto de la "ingobernabilidad" de Bolivia), las organizaciones que protagonizaron las tomas de rutas y huelgas de 2005 repetirían esa experiencia callejera contra un hipotético gobierno de Linera, que es rechazado por los sectores combativos y populares que se articulan alrededor de Morales.
La "carta Linera" (tenido como interlocutor válido por las fuerzas oligárquicas) ya estaría pensada dentro de un arreglo "pacifico" con el establishment de poder local (y bendecido por la embajada USA) que incluiría un llamado consensuado a nuevas elecciones (como en el 2005).
En ese plan (de retoma del control institucional en Bolivia), la única pieza que no encaja es la rebelión popular generalizada (prevista) que se desataría como consecuencia de una unidad funcional de las organizaciones y sindicatos del Altiplano y sectores escindidos del MAS (partido gobernante) que no comulgan con Garcia Linera.
El escenario que se aproxima
En el escenario de división del gobierno que se proyecta tras una hipotética renuncia de Morales (operación que la embajada ya tendría en marcha), el sector burocrático que acompaña a Linera (funcionarios, políticos y punteros enriquecidos que manejan una porción importante de poder de movilización popular) intentaría una política de división y enfrentamiento entre los protagonistas de las protestas y movilizaciones contra el "acuerdismo" del sucesor de Morales.
En la nueva hipótesis de conflicto (emergente tras una hipotética salida de Morales), en Bolivia ya no habría una guerra por el control del Estado entre dos aliados de EEUU y el poder transnacional, sino una nueva guerra popular contra el gobierno (sin Morales) y contra los sectores oligárquicos nuevamente en control de aparato del Estado a través de Linera.
Y hay un punto que traza la diferencia entre este cuadro proyectado a futuro inmediato y lo que está sucediendo en estos momentos: Sin Morales como factor de contención, las fuerzas armadas y policiales tendrían que reprimir en forma violenta a las protestas populares.
Y, a diferencia de lo sucedido en el 2005, la embajada (el gran jugador USA) ya no contaría con la pieza emblemática Evo Morales para desactivar y dividir las protestas populares, enfrentándose a la peligrosa opción de tener que controlar Bolivia por medio del poder militar.
Lo que implicaría una ruptura del "orden constitucional" y una primera derrota histórica de la estrategia con el "dominio democrático" (en curso) que puede extenderse a otros países de la región que ingresen a la conflictividad social.
Esa es la paradojal amenaza que contiene el proceso boliviano (el tablero y las piezas) para el jugador imperialista capitalista dominante en la región: Bolivia (sin Evo Morales) puede marcar el regreso de los militares como dispositivo de control político y social en América Latina.
A ese nuevo paso, ya previsto por los estrategas del Departamento de Estado, se le denomina "democracia blindada".
El paso al costado de Morales
La situación de "ingobernabilidad", a su vez, es el más claro síntoma de que la estrategia "democrática-constitucional" con Morales (pensada para salir de la rebelión popular en 2005) está tocando su fin, y el presidente "indio" está tironeado y aprisionado entre los que quieren ir a un enfrentamiento con la oligarquía y los que proponen una negociación para retomar el control constitucional del gobierno del MAS.
Morales -según la información que emerge de su propio entorno- intenta mantenerse "prescindente" proponiendo vías de negociación que son sistemáticamente rechazadas por la oposición oligárquica que tiene a la partición de Bolivia como principal instrumento de presión.
El ejército y la policía boliviana, en los hechos, no juegan ni para Morales ni para los sectores oligárquicos sublevados contra el poder constitucional, y sus jefes, como ya es histórico, sólo van a actuar siguiendo órdenes de la embajada y de las delegaciones locales de la CIA y del Comando Sur de EEUU.
Las fuerzas armadas bolivianas, están galvanizadas en el marco institucional de la "gobernabilidad democrática" y sus jefes solo responden a ese lineamiento donde no existe posibilidad de "éxito" con un golpe de Estado o salidas represivas-militares, no autorizadas por la embajada norteamericana.
Y, curiosamente, esta vez el gran jugador (EEUU y el poder transnacional) se encuentran aprisionados en su propia telaraña, y ahora no se enfrentan a una "rebelión popular" como en el 2005, sino a una guerra por el poder entre aliados que pone en riesgo toda la maquinaria de dominación en Bolivia.
En el entorno de Morales se destacan claramente un sector "combativo" (partidario de profundizar la guerra por el control del poder) y un sector "dialoguista" encabezado por el vicepresidente García Linera, una especie de carta "comodín" que tiene ubicada la embajada norteamericana en el entorno presidencial (Linera es el nexo de Morales con la delegación estadounidense en Bolivia).
Como dicen los expertos en Bolivia: García Linera es la pieza clave que ya empezó a jugar el Departamento de Estado para darle una salida a la crisis dentro de los parámetros de "gobernabilidad democrática" y sin romper el proceso constitucional.
La "carta Linera"
La oligarquía sublevada no negocia con Morales, pero si negocia con el vicepresidente Linera: Sobre la base de este axioma funcional el jugador (EEUU y el poder transnacional) están articulando una nueva movida de piezas en el tablero boliviano.
Hay tres escenarios previstos: la "renuncia histórica" (en función de la "unidad de Bolivia" de Evo Morales), la asunción de García Linera como presidente, y una nueva rebelión popular protagonizada por las organizaciones y sindicatos combativos del Altiplano que actualmente mantienen un apoyo crítico a Morales y al partido gobernante, el MAS.
De producirse la renuncia de Morales (como producto de la "ingobernabilidad" de Bolivia), las organizaciones que protagonizaron las tomas de rutas y huelgas de 2005 repetirían esa experiencia callejera contra un hipotético gobierno de Linera, que es rechazado por los sectores combativos y populares que se articulan alrededor de Morales.
La "carta Linera" (tenido como interlocutor válido por las fuerzas oligárquicas) ya estaría pensada dentro de un arreglo "pacifico" con el establishment de poder local (y bendecido por la embajada USA) que incluiría un llamado consensuado a nuevas elecciones (como en el 2005).
En ese plan (de retoma del control institucional en Bolivia), la única pieza que no encaja es la rebelión popular generalizada (prevista) que se desataría como consecuencia de una unidad funcional de las organizaciones y sindicatos del Altiplano y sectores escindidos del MAS (partido gobernante) que no comulgan con Garcia Linera.
El escenario que se aproxima
En el escenario de división del gobierno que se proyecta tras una hipotética renuncia de Morales (operación que la embajada ya tendría en marcha), el sector burocrático que acompaña a Linera (funcionarios, políticos y punteros enriquecidos que manejan una porción importante de poder de movilización popular) intentaría una política de división y enfrentamiento entre los protagonistas de las protestas y movilizaciones contra el "acuerdismo" del sucesor de Morales.
En la nueva hipótesis de conflicto (emergente tras una hipotética salida de Morales), en Bolivia ya no habría una guerra por el control del Estado entre dos aliados de EEUU y el poder transnacional, sino una nueva guerra popular contra el gobierno (sin Morales) y contra los sectores oligárquicos nuevamente en control de aparato del Estado a través de Linera.
Y hay un punto que traza la diferencia entre este cuadro proyectado a futuro inmediato y lo que está sucediendo en estos momentos: Sin Morales como factor de contención, las fuerzas armadas y policiales tendrían que reprimir en forma violenta a las protestas populares.
Y, a diferencia de lo sucedido en el 2005, la embajada (el gran jugador USA) ya no contaría con la pieza emblemática Evo Morales para desactivar y dividir las protestas populares, enfrentándose a la peligrosa opción de tener que controlar Bolivia por medio del poder militar.
Lo que implicaría una ruptura del "orden constitucional" y una primera derrota histórica de la estrategia con el "dominio democrático" (en curso) que puede extenderse a otros países de la región que ingresen a la conflictividad social.
Esa es la paradojal amenaza que contiene el proceso boliviano (el tablero y las piezas) para el jugador imperialista capitalista dominante en la región: Bolivia (sin Evo Morales) puede marcar el regreso de los militares como dispositivo de control político y social en América Latina.
A ese nuevo paso, ya previsto por los estrategas del Departamento de Estado, se le denomina "democracia blindada".
Morales dará un paso al costado. la ficha es García Linera
Manuel Freytas es un experto en el análisis político y en el pronóstico de los futuros acontecimientos a nivel mundial. su carácter de estudioso profundo nos ha permitido ver que casi nunca se equivoca en el anuncio previo de los acontecimientos desde el plano científico y del dominio de las técnicas de comunicación. A continuación y en cuatro notas sucesivas, reproducimos sus artículos relacionados con Bolivia. No habrá golpe de Estado asegura, pero sí un cambio de timón. Estados Unidos continuará mirando sin intervenir, aunque utilizando en sus contactos al nexo natural entre la administración bushiana y el poder boliviano, quién no es otro que García Linera, resistido por muchos aún dentro del MAS, pero quién tendrá que ser aceptado necesariamente por las FFAA y la Policía, para conservar la gobernabilidad.
La estrategia USA y sus líneas matrices
Por Manuel Freytas (*)
Hay una teoría conspirativa en boga (proveniente de la izquierda) que sostiene que EEUU promovió el enfrentamiento entre Evo Morales y la oligarquía secesionista para (por medio de una guerra civil) "dividir Bolivia" en dos países, uno rico y otro pobre: es falsa.
En el actual escenario boliviano, una "guerra civil" o una división de Bolivia sería perjudicial para los intereses económicos trasnacionales y para la estrategia de control regional con la "alternancia democrática-constitucional" impuesta por EEUU en su patio trasero latinoamericano.
Los que manejan información confidencial sobre los lineamientos del poder imperial saben que la actual estrategia del Departamento de Estado norteamericano en Bolivia (así como en toda América Latina) pasa por el mantenimiento de la "gobernabilidad democrática" dentro de una alternancia electiva de las fuerzas políticas por medio de las urnas.
Esto significa (y a diferencia de la década del setenta en que impulsaba la doctrina militar de la "seguridad nacional") que EEUU en estos momentos no baraja hipótesis de "golpes militares" o de "guerra civil" en América Latina, sino la continuidad alternada de gobiernos "democráticos" (de cualquier signo ideológico que sean) dentro del sistema constitucional electivo.
Los militares bolivianos, y los de toda la región (formados y conducidos desde el Comando Sur) conocen el precepto básico: EEUU ya no apoya golpes de Estado militares en América Latina y las alternativas y/o soluciones del control político y social (imperial) deben emerger del poder político-constitucional civil.
Como también se sabe (y consta en los documentos del Departamento de Estado) Washington, en América Latina, reconoce tanto a la derecha como a la izquierda como opciones válidas de "gobernabilidad" aceptada siempre que respeten dos condiciones básicas: El mantenimiento del sistema constitucional (escrito y normatizado) y el mantenimiento del sistema de control y dominio (no escrito y escondido) que mantienen los bancos y empresas transnacionales sobre las estructuras económicas-productivas de los países de la región.
Si no alteran esas dos líneas matrices, los presidentes (de la ideología que sean) pueden manejarse libremente con el discurso, pueden criticar o rechazar públicamente la dominación de EEEUU, autotitularse antiimperialistas o revolucionarios, incluso insultar al presidente norteamericano. Lo que no pueden hacer es: Romper el orden constitucional o salirse de los marcos de la dependencia al poder económico transnacional.
En este escenario real (y no en teorías conspirativas o en "revoluciones" inexistentes) hay que abordar el proceso conflictivo boliviano que hoy tiene a Evo Morales y a la oligarquía de la Media Luna como actores centrales de una guerra interna por el poder, en cuyo centro se encuentran los intereses estratégicos regionales de EEUU y los intereses económicos de las empresas transnacionales protegidas por la embajada norteamericana.
La estrategia USA y sus líneas matrices
Por Manuel Freytas (*)
Hay una teoría conspirativa en boga (proveniente de la izquierda) que sostiene que EEUU promovió el enfrentamiento entre Evo Morales y la oligarquía secesionista para (por medio de una guerra civil) "dividir Bolivia" en dos países, uno rico y otro pobre: es falsa.
En el actual escenario boliviano, una "guerra civil" o una división de Bolivia sería perjudicial para los intereses económicos trasnacionales y para la estrategia de control regional con la "alternancia democrática-constitucional" impuesta por EEUU en su patio trasero latinoamericano.
Los que manejan información confidencial sobre los lineamientos del poder imperial saben que la actual estrategia del Departamento de Estado norteamericano en Bolivia (así como en toda América Latina) pasa por el mantenimiento de la "gobernabilidad democrática" dentro de una alternancia electiva de las fuerzas políticas por medio de las urnas.
Esto significa (y a diferencia de la década del setenta en que impulsaba la doctrina militar de la "seguridad nacional") que EEUU en estos momentos no baraja hipótesis de "golpes militares" o de "guerra civil" en América Latina, sino la continuidad alternada de gobiernos "democráticos" (de cualquier signo ideológico que sean) dentro del sistema constitucional electivo.
Los militares bolivianos, y los de toda la región (formados y conducidos desde el Comando Sur) conocen el precepto básico: EEUU ya no apoya golpes de Estado militares en América Latina y las alternativas y/o soluciones del control político y social (imperial) deben emerger del poder político-constitucional civil.
Como también se sabe (y consta en los documentos del Departamento de Estado) Washington, en América Latina, reconoce tanto a la derecha como a la izquierda como opciones válidas de "gobernabilidad" aceptada siempre que respeten dos condiciones básicas: El mantenimiento del sistema constitucional (escrito y normatizado) y el mantenimiento del sistema de control y dominio (no escrito y escondido) que mantienen los bancos y empresas transnacionales sobre las estructuras económicas-productivas de los países de la región.
Si no alteran esas dos líneas matrices, los presidentes (de la ideología que sean) pueden manejarse libremente con el discurso, pueden criticar o rechazar públicamente la dominación de EEEUU, autotitularse antiimperialistas o revolucionarios, incluso insultar al presidente norteamericano. Lo que no pueden hacer es: Romper el orden constitucional o salirse de los marcos de la dependencia al poder económico transnacional.
En este escenario real (y no en teorías conspirativas o en "revoluciones" inexistentes) hay que abordar el proceso conflictivo boliviano que hoy tiene a Evo Morales y a la oligarquía de la Media Luna como actores centrales de una guerra interna por el poder, en cuyo centro se encuentran los intereses estratégicos regionales de EEUU y los intereses económicos de las empresas transnacionales protegidas por la embajada norteamericana.
la problemática boliviana. terminada la era evo morales
Manuel Freytas que estamos citando en éste blog ha estudiado a fondo el caso boliviano y dentro de sus esquemas la era de evo morales, está poco menos que terminada. ahora el turno será de García Linera. aunque no compartimos totalmente el pensamiento de Manuel, especialmente en las motivaciones del conflicto autonomías - poder central, encontramos muy interesante el razonamiento que utiliza:
El plan para suceder a Morales, el nuevo escenario de conflicto que se aproxima, y la estrategia del dominio norteamericano en Bolivia. Una proyección a futuro inmediato.
Por Manuel Freytasmanuefreytas@iarnoticias.com
Bolivia (como sucede en todas las áreas de resolución de conflictos económicos-geopolíticos del planeta sujetas a la dominación norteamericana) se compone de un tablero y de diferentes piezas movidas por un solo jugador: EEUU y los intereses del capitalismo transnacional.
En Bolivia, la prensa del sistema (como metodología "informativa" disociante) esconde al jugador (EEUU y el capitalismo) y muestra solo las piezas del tablero (Morales y la oligarquía) en una confrontación donde el factor estratégico que la impulsa (los intereses capitalistas transnacionales en Bolivia) quedan ocultos para las mayorías que se "informan" por los canales convencionales.
La guerra por el control del Estado
¿Porqué se pelean Morales y la oligarquía?
Hay una respuesta básica: Evo Morales y la oligarquía se pelean por dinero y por el control del aparato del Estado boliviano.
El discurso de confrontación político-ideológico es sólo un disfraz (para movilizar y exacerbar a las masas de ambos lados): El gobierno "indígena-burgués" de Morales se enfrenta con la oligarquía vernácula por dos razones fundamentales: Control del aparato gubernamental boliviano y manejo de los fondos y activos estatales.
El gobierno de Morales, ha concentrado en su corta gestión, un gran poder político-burocrático compuesto por políticos y funcionarios del partido gobernante, el MAS, que han utilizado fondos del Estado para construir una red "clientelista" asalariada entre los sectores pobres, indígenas y políticos-sindicales (su base de movilización callejera).
Utilizando el "asistencialismo" y los subsidios entre los sectores más pobres, la burocracia política que rodea a Morales consolidó una red de "movilización popular" (incluidas fuerzas de choque como los "ponchos rojos") que utiliza para sus enfrentamientos callejeros con las fuerzas de choque de las oligarquías de las provincias ricas que controlan los recursos energéticos.
Y hay un tercer factor gravitante de discordia: Si bien la administración de Morales respeta a rajatabla los intereses del capitalismo transnacional (no expropió las empresas y los recursos energéticos siguen bajo control de las multinacionales), la actual Constitución que aprobó unilateralmente el gobierno afecta intereses concretos de la oligarquía tradicional y de la burguesía comercial (socias locales del poder económico transnacional).
Y esto implica una primera definición: Morales no está enfrentado a EEUU y al poder económico transnacional (que sigue controlando la estructura económico productiva de Bolivia), sino que está en guerra con su socio local (el establishment burgués-oligárquico) por el control del aparato del Estado.
Con un agregado: esa guerra (entre el gerente y los socios económicos del Imperio) es perjudicial para los intereses transnacionales ya que desacomoda la gobernabilidad y la "alternancia democrática" establecida por la estrategia del control norteamericano en la región.
El nuevo escenario de conflicto
En junio de 2005, el jugador imperial (EEUU) movió la pieza Evo Morales en el tablero para dividir la protesta social-sindical que tenía paralizada a Bolivia y amenazaba con extenderse afectando intereses económicos estratégicos de las petroleras, empresas y bancos transnacionales.
Presentado mediáticamente como un "cuco" (enemigo de paja), Morales con su partido, el MAS, se propusieron como "salida alternativa" y dividieron y desinflaron la gigantesca protesta popular aceptando participar en las elecciones convocadas para "salvar a Bolivia de la guerra civil".
Hay que aclarar que el fantasma (o los rumores) de la "guerra civil", manipulados mediáticamente, es una herramienta que utiliza recurrentemente el Imperio norteamericano para desactivar y/o dividir las protestas populares por medio del miedo al "derramamiento de sangre".
Morales emergió como "opción electoral" en el 2005 dentro de un escenario dominado por el miedo a la "guerra civil" preparado por la propia embajada norteamericana y las cadenas mediáticas imperiales con la CNN a la cabeza.
El ingreso de Morales a la presidencia de Bolivia (léase gerencia de enclave del poder económico transnacional) implicó la pérdida histórica del control del aparato estatal para la oligarquía que comenzó a conspirar para derrocarlo.
En los últimos días, la "revolución democrática" de Evo Morales, y la oligarquía "autonómica" opositora del oriente boliviano, radicalizaron sus discursos, compitieron con manifestaciones multitudinarias en La Paz y Santa Cruz, desoyeron los llamamientos a la moderación, y todo indica que están dispuestas a medir sus fuerzas en una confrontación callejera violenta que se tornaría inevitable.
La "gobernabilidad" en peligro
Morales, al igual que Chávez, busca la consolidación institucional de su poder político imponiendo su propia carta constitucional, y el poder oligárquico ya le respondió con la puesta en marcha de estatutos que, de hecho, separan a las cuatro provincias más ricas de Bolivia del gobierno central.
En la práctica, y como afirma la agencia boliviana Econoticias, en Bolivia hay dos gobiernos. Uno, el legal, del presidente indígena Evo Morales, tiene masivo apoyo campesino y el control del altiplano (La Paz, Oruro y Potosí). El Ejército y la Policía responden sólo formalmente a su mando, y una partede los sindicatos y las clases medias lo apoyan, aunque sin mucho entusiasmo.
En los valles y llanuras del oriente y sur del país, pesa más, en cambio, la oligarquía latifundista y la burguesía financiera-comercial, que cuentan con la adhesión militante de una porción de las clases medias y la sumisión de sectores sindicales y organizaciones cívicas y populares.
En seis de las 10 más grandes ciudades bolivianas gobierna de facto la oligarquía. Allí, nadie respeta a Evo Morales y emerge con fuerza el racismo, el separatismo y las bandas armadas ultraderechistas. Allí, la izquierda indigenista no tiene discurso ni consignas y está arrinconada y perseguida.
En este escenario Bolivia se encuentra técnicamente en una situación de "ingobernabilidad" y al borde de la ruptura institucional, es decir, exactamente en las antípodas del objetivo buscado por la estrategia regional de EEUU y a contramano de los intereses del poder económico transnacional, que nuevamente -como en el 2005- ve sus negocios amenazados por la falta de "paz social".
El plan para suceder a Morales, el nuevo escenario de conflicto que se aproxima, y la estrategia del dominio norteamericano en Bolivia. Una proyección a futuro inmediato.
Por Manuel Freytasmanuefreytas@iarnoticias.com
Bolivia (como sucede en todas las áreas de resolución de conflictos económicos-geopolíticos del planeta sujetas a la dominación norteamericana) se compone de un tablero y de diferentes piezas movidas por un solo jugador: EEUU y los intereses del capitalismo transnacional.
En Bolivia, la prensa del sistema (como metodología "informativa" disociante) esconde al jugador (EEUU y el capitalismo) y muestra solo las piezas del tablero (Morales y la oligarquía) en una confrontación donde el factor estratégico que la impulsa (los intereses capitalistas transnacionales en Bolivia) quedan ocultos para las mayorías que se "informan" por los canales convencionales.
La guerra por el control del Estado
¿Porqué se pelean Morales y la oligarquía?
Hay una respuesta básica: Evo Morales y la oligarquía se pelean por dinero y por el control del aparato del Estado boliviano.
El discurso de confrontación político-ideológico es sólo un disfraz (para movilizar y exacerbar a las masas de ambos lados): El gobierno "indígena-burgués" de Morales se enfrenta con la oligarquía vernácula por dos razones fundamentales: Control del aparato gubernamental boliviano y manejo de los fondos y activos estatales.
El gobierno de Morales, ha concentrado en su corta gestión, un gran poder político-burocrático compuesto por políticos y funcionarios del partido gobernante, el MAS, que han utilizado fondos del Estado para construir una red "clientelista" asalariada entre los sectores pobres, indígenas y políticos-sindicales (su base de movilización callejera).
Utilizando el "asistencialismo" y los subsidios entre los sectores más pobres, la burocracia política que rodea a Morales consolidó una red de "movilización popular" (incluidas fuerzas de choque como los "ponchos rojos") que utiliza para sus enfrentamientos callejeros con las fuerzas de choque de las oligarquías de las provincias ricas que controlan los recursos energéticos.
Y hay un tercer factor gravitante de discordia: Si bien la administración de Morales respeta a rajatabla los intereses del capitalismo transnacional (no expropió las empresas y los recursos energéticos siguen bajo control de las multinacionales), la actual Constitución que aprobó unilateralmente el gobierno afecta intereses concretos de la oligarquía tradicional y de la burguesía comercial (socias locales del poder económico transnacional).
Y esto implica una primera definición: Morales no está enfrentado a EEUU y al poder económico transnacional (que sigue controlando la estructura económico productiva de Bolivia), sino que está en guerra con su socio local (el establishment burgués-oligárquico) por el control del aparato del Estado.
Con un agregado: esa guerra (entre el gerente y los socios económicos del Imperio) es perjudicial para los intereses transnacionales ya que desacomoda la gobernabilidad y la "alternancia democrática" establecida por la estrategia del control norteamericano en la región.
El nuevo escenario de conflicto
En junio de 2005, el jugador imperial (EEUU) movió la pieza Evo Morales en el tablero para dividir la protesta social-sindical que tenía paralizada a Bolivia y amenazaba con extenderse afectando intereses económicos estratégicos de las petroleras, empresas y bancos transnacionales.
Presentado mediáticamente como un "cuco" (enemigo de paja), Morales con su partido, el MAS, se propusieron como "salida alternativa" y dividieron y desinflaron la gigantesca protesta popular aceptando participar en las elecciones convocadas para "salvar a Bolivia de la guerra civil".
Hay que aclarar que el fantasma (o los rumores) de la "guerra civil", manipulados mediáticamente, es una herramienta que utiliza recurrentemente el Imperio norteamericano para desactivar y/o dividir las protestas populares por medio del miedo al "derramamiento de sangre".
Morales emergió como "opción electoral" en el 2005 dentro de un escenario dominado por el miedo a la "guerra civil" preparado por la propia embajada norteamericana y las cadenas mediáticas imperiales con la CNN a la cabeza.
El ingreso de Morales a la presidencia de Bolivia (léase gerencia de enclave del poder económico transnacional) implicó la pérdida histórica del control del aparato estatal para la oligarquía que comenzó a conspirar para derrocarlo.
En los últimos días, la "revolución democrática" de Evo Morales, y la oligarquía "autonómica" opositora del oriente boliviano, radicalizaron sus discursos, compitieron con manifestaciones multitudinarias en La Paz y Santa Cruz, desoyeron los llamamientos a la moderación, y todo indica que están dispuestas a medir sus fuerzas en una confrontación callejera violenta que se tornaría inevitable.
La "gobernabilidad" en peligro
Morales, al igual que Chávez, busca la consolidación institucional de su poder político imponiendo su propia carta constitucional, y el poder oligárquico ya le respondió con la puesta en marcha de estatutos que, de hecho, separan a las cuatro provincias más ricas de Bolivia del gobierno central.
En la práctica, y como afirma la agencia boliviana Econoticias, en Bolivia hay dos gobiernos. Uno, el legal, del presidente indígena Evo Morales, tiene masivo apoyo campesino y el control del altiplano (La Paz, Oruro y Potosí). El Ejército y la Policía responden sólo formalmente a su mando, y una partede los sindicatos y las clases medias lo apoyan, aunque sin mucho entusiasmo.
En los valles y llanuras del oriente y sur del país, pesa más, en cambio, la oligarquía latifundista y la burguesía financiera-comercial, que cuentan con la adhesión militante de una porción de las clases medias y la sumisión de sectores sindicales y organizaciones cívicas y populares.
En seis de las 10 más grandes ciudades bolivianas gobierna de facto la oligarquía. Allí, nadie respeta a Evo Morales y emerge con fuerza el racismo, el separatismo y las bandas armadas ultraderechistas. Allí, la izquierda indigenista no tiene discurso ni consignas y está arrinconada y perseguida.
En este escenario Bolivia se encuentra técnicamente en una situación de "ingobernabilidad" y al borde de la ruptura institucional, es decir, exactamente en las antípodas del objetivo buscado por la estrategia regional de EEUU y a contramano de los intereses del poder económico transnacional, que nuevamente -como en el 2005- ve sus negocios amenazados por la falta de "paz social".
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