Parecería que no estamos aprendiendo la lección de las amargas experiencias en Petrobras. Ojalá no sea así porque: No queremos volver a llorar por ti, Argentina.
Hoy no lloro por ti Argentina, al contrario estoy muy feliz y contento por las noticias sobre que la Planta Termonuclear Atucha II, con una capacidad de 754 megawats y operando al 100 por ciento de eficiencia, ha sido incorporada al sistema eléctrico argentino. Es una gran y buena noticia. Muchos que quieren y admiran Argentina, deben compartir esta alegría que me invade. Esos muchos más, son generaciones de bolivianos que han sobrevivido la invasión de la subcultura del blue jean y que se han formado con la luz proveniente de Buenos Aires. Primero con revistas, comenzando con Billiken para nuestros años de escuela primaria, hasta Rico Tipo de Divito para nuestros años mozos. Mientras tanto veíamos como nuestras hermanas y madres se deleitaban con la revista Para Ti. Todos estábamos pendientes del clásico Boca – River. Ahora la prensa deportiva llama a las jugadoras del equipo femenino argentino de hockey, Leonas. Inmediatamente retornaba a nuestra memoria imágenes de las Leonas de Divito en Rico Tipo, mujeres con una silueta como un 8, muy apretada la cintura, cabelleras abundantes, ojos soñadores y sonrisas cautivadoras.
En nuestros estudios profesionales, constantemente nos referíamos a literatura impresa en Buenos Aires. Con gran satisfacción en diferentes partes del mundo oíamos citar a Atucha I como una planta termonuclear ejemplo de rendimiento y de seguridad. Atucha era un nombre energético que nos ha acompañado siempre, como si fuera nuestro.
La reciente inauguración de Atucha II por la presidente Cristina Fernández de Kirchner, fue motivo de un largo, emocionado y fervoroso discurso, con toques demagógicos maestros, mostrando su larga experiencia en las luchas por el poder. Naturalmente el discurso era una orgullosa exposición política del trabajo realizado para reactivar la energía nuclear en la Argentina.
Como un gran logro se hacía notar que la operación de Atucha II significaba un ahorro de $us 400 millones anuales en energía importada. Es una cifra importante, pero el efecto trascendental es que el funcionamiento de Atucha II puede ser el inicio para desgasificar el consumo de la energía en la Argentina.
Los que por años seguimos la figura energética argentina, veíamos con preocupación que el suministro energético dependía cada vez más del gas natural. Actualmente representa más del 55 por ciento de la energía que consume ese país, casi 2 TCF por año. Para el futuro se requerían volúmenes difíciles de lograr con producción de la zona.
Prudentemente no hizo notar que desde hace 10 años las reservas argentinas de gas están disminuyendo, atribuyéndose este efecto a la política de la llamada “Era Kirchner” (Néstor y Cristina). Lo que sí, justificadamente, la Sra. Kirchner podría haber indicado que el funcionamiento de Atucha II equivale a descubrir un importante campo gasífero en su territorio.
La Sra. Kirchner informó que Atucha II fue construida totalmente con personal argentino, con un 73 por ciento de equipos y materiales nacionales y que se está repatriando miles de técnicos argentinos para revitalizar la industria. El objetivo sería convertir a la Argentina en un centro de desarrollo nuclear. La gran novedad es que se indicó que ya se está desarrollando el reactor nuclear Carem, de pequeña producción energética para zonas con consumos eléctricos menores.
Concurrentemente con las declaraciones de la señora Presidente, siete prestigiosos profesionales, ex Secretarios de Energía argentinos hicieron conocer que el presupuesto argentino asigna $us 11.000 millones para plantas termonucleares y por convenios celebrados con China, el ejecutivo está autorizado para usar estos fondos discrecionalmente, sin llamamientos a propuestas. Los ex Secretarios consideran que ese procedimiento representa “una peligrosa anomalía”.
Parecería que no estamos aprendiendo la lección de las amargas experiencias en Petrobras. Ojalá no sea así porque: No queremos volver a llorar por ti, Argentina.
El autor es ingeniero petrolero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario