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miércoles, 9 de junio de 2010

La Razón de LP ha puesto ante nosotros la situación de emergencia que afecta a Aerosur como resultado de la presión oficial

Conviene repasar lo que ocurría antes de la aparición de Boliviana de Aviación (BoA) en el mercado nacional, hace no mucho tiempo. Como consecuencia de la pérdida de los vuelos nacionales e internacionales del LAB, las rutas más importantes quedaron a expensas de una sola empresa: AeroSur.

La compañía dirigida por Humberto Roca no tuvo culpa alguna de haber ofrecido sus servicios sin competencia; al contrario, pese a los altos costos de operación y a otras condiciones desfavorables, mantuvo los vuelos regulares llenando un vacío que hubiese sido catastrófico para los usuarios de este medio de transporte. Es justo señalar también que tal cobertura no estuvo exenta de molestias, aunque esporádicas, para el viajero.

El monopolio nunca es bueno. Los pasajeros se benefician cuando tienen la posibilidad de elegir entre dos o más opciones para trasladarse de un destino a otro, y no solamente se trata de escoger entre ofertas económicas. El servicio mismo se optimiza con la competencia.

Por otro lado, vale la pena recordar que la experiencia en el mundo demuestra que la empresa privada suele eximir a los estados de los perjuicios ocasionados por eventuales brotes de corrupción en la administración pública.

En este sentido, la incursión de BoA en el mercado, como aerolínea subvencionada por el Gobierno, de inicio, es susceptible de todo tipo de suspicacias. Allí radica el mayor reto de la gestión del presidente Morales, en justificar la creación de esta compañía y no sólo volverla sostenible económicamente, sino probar que la gerencia estatal puede ser eficiente. Eso sí sería revolucionario.

Pero además, el Ejecutivo tiene la obligación de tratar de la misma forma a todas las firmas de la aeronáutica comercial. Lo opuesto, el favorecimiento hacia alguna de ellas, sería alentar la competencia desleal en el sector privado y, todavía peor, desde el ámbito público.

Si se busca hacer justicia con AeroSur, la misma vara debería utilizarse para todas las aerolíneas del país. ¿Por qué Transporte Aéreo Militar (TAM) no es sujeto de fiscalización, como lo ha reconocido la Autoridad de Fiscalización y Control Social de Telecomunicaciones y Transportes?

Que AeroSur trabaje en regla y cumpla la ley, y que el Gobierno no aplique fórmulas arcaicas para ahuyentar a la empresa privada. Ejemplos sobran de países socialistas que toman a ésta por aliada, no por enemiga.


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