Nuestro mercado interno de gas natural

              

Carlos Miranda Pacheco


En la década de los 60, en Santa Cruz, se descubrieron importantes campos de líquido y condensado, obteniendo altas producciones de gas. Con esas reservas y producciones se pactó el primer contrato de venta de gas natural a largo plazo con el Estado de Argentina, por 4 a 5 MMm3/d, que se inició en 1972 y concluyó en 1992.

Aprovechando la infraestructura de esa exportación, YPFB inició, en forma incipiente, la provisión de gas natural para el mercado interno.
A fines del siglo XX se capitalizó la industria petrolera nacional dejando la producción y transporte de gas en manos de las empresas transnacionales, que estaban bajo contrato con YPFB. Estas compañías descubrieron megacampos de gas y condensado, con reservas de gas mayores a un trillón de pies cúbicos por campo, obteniendo producciones de más de 5 MMm3/d por pozo.

Con estas reservas y producciones, en la década de los 90, ingresamos con nuestro gas al mercado energético más grande de América Latina, Brasil, con volúmenes que llegan hasta 30 Mmm3/d, con un contrato que termina en 2019. Todo este proceso fue acompañado por el establecimiento de un sistema regulatorio de la industria.

El mercado interno abierto por YPFB alcanzaba ± 2 MMm3/d. Frente a las reservas, producciones y compromisos adquiridos con Brasil parecía muy pequeño y remoto.

No obstante, lo anterior, se decidió programar su crecimiento a mediano y largo plazo, utilizando la Ley 1689, su reglamento de transportes y las normas del sistema regulatorio existente.

Para garantizar su funcionamiento a largo plazo se estableció la creación del sistema de stock estratégico de reservas probadas de gas. Estas regulaciones exigían cualquier uso de gas natural, sea para el mercado interno o exportación. Para su inicio debería ser autorizado por la existencia de reservas probadas del proyecto y de las necesidades proyectadas del mercado interno por 20 años.

También para el funcionamiento del mercado interno, utilizando el sistema regulatorio y los compromisos del mercado de exportación a Brasil, se estableció que el precio del gas para el mercado interno sea uno sólo en todo el territorio nacional, muy por debajo del gas de exportación. Para que esto sea posible se fijó el precio del gas a boca de pozo y se instituyó una sola tarifa de transporte de gas por gasoducto, denominada “tarifa estampilla”, también muy por debajo de las tarifas internacionales de transporte.

Así la suma de precio de gas a boca de pozo y la “tarifa estampilla” dan un precio para el consumidor de gas natural para el mercado interno muy por debajo de los precios de exportación y de los internacionales. La tarifa de transporte para el mercado interno se la denomina así por ser una sola para el transporte de gas, independiente de la distancia al igual que una tarifa postal. En esta forma el gas de Tarija o de Santa Cruz puede llegar a Cochabamba o La Paz al mismo precio.

El sistema actual de Gobierno, con su acostumbrada visión cortoplacista de la industria petrolera, ignoró el mecanismo de reservas estratégicas, pero con gran entusiasmo y decisión, utilizando las normas del funcionamiento del mercado interno, ha logrado un gran crecimiento de este mercado. Así después de 14 años, el mercado interno de 2 MMm3/d a la fecha alcanza la respetable cifra de 15 MMm3/d.
Lo arriba descrito es una típica historia de crecimiento del mercado interno con visión a corto y largo plazo.

El mercado interno funcionando con esas reglas ha sido y es un gran contribuyente al desarrollo económico del país. Por más de 10 años, todos los usuarios de gas natural pagan precios muy por debajo de los internacionales. Al principio se fijó como precio nacional $us 1.20/MPC y ahora se tiene a $us 1.70/MPC para la industria y $us 1.20/MPC para electricidad.

Pero estos grandes éxitos a corto plazo parece que han hecho olvidar que el crecimiento del mercado interno debe contar con reservas probadas, garantizadas por lo menos por 20 años. El funcionamiento de nuestro aparato productivo energéticamente se ha gasificado a tal punto que la falta oportuna de gas natural causaría efectos desastrosos en todo el país.

El mercado interno tiene tal dinámica que para el 2027 estará por encima de los 25 MMm3/d y con un saldo de reservas muy pequeño. Por tanto, el no haber, hasta la fecha, descubierto nuevas reservas importantes de gas me ratifico en decir que: estamos peligrosamente atrasados.