Se viene una caída en la producción de gas natural, según anticipan las informaciones de la Cámara Boliviana de Hidrocarburos.
Esa es la causa del nerviosismo que se observa ahora en el gobierno y su ansiedad porque las empresas petroleras busquen nuevos yacimientos.
En 2016 no habrá gas suficiente para atender los compromisos de exportación. Se da por descontado que en este caso el consumo interno deberá pagar el pato.
Eso ya está decidido. El presidente Evo Morales dijo que su gobierno se propone impulsar la exportación de mineral de hierro del Mutún, admitiendo que no habrá gas para una siderurgia.
Tampoco habrá gas para las cementeras que tienen instalaciones paradas por falta de ese combustible, como Itacamba y Viacha. Habrá que seguir importando parte del cemento que se consume en el país.
También los parques nacionales y la biodiversidad pagarán el pato de esta crisis. El gobierno ha decidido abrir esos parques a las empresas petroleras.
La filosofía de este comportamiento fue expresada por el vicepresidente: “No vamos a ser los guardabosques del imperialismo”.
Una opinión similar tienen los cocaleros, que ya han invadido los parques Choré, Amboró, Madidi, Carrasco y Noel Kempff.
Lo que inspira todas estas decisiones del gobierno es que cuando caiga la producción de gas lo único que no se querrá hacer será reducir las exportaciones.
Ahí están las cláusulas que sancionan el incumplimiento de los contratos con Brasil y Argentina.
Y está también la adicción que tiene el gobierno a los ingresos generados por las exportaciones de gas.
Esto hace que sea la industrialización del país la que pague el pato de esta situación. El gobierno no puede destinar ningún volumen a la siderurgia porque prefiere recibir el dinero contante y sonante por la venta del gas.
En los últimos días han aparecido otros candidatos a pagar el pato de esta crisis. El gobierno anunció, y luego dio una explicación confusa, que el pago de las regalías a los departamentos productores sería con Notas de Crédito Fiscal. Y ahora anuncia que dará hasta cuatro años de plazo a las petroleras para el pago del IDH.
En suma, quienes pagarán el pato de la crisis provocada por la caída de la producción de gas serán los bolivianos. Las exportaciones son sacrosantas.
Viva el cambio.