Desde el momento (diciembre de 2012) que denuncié públicamente la estafa realizada por YPFB con la operación encubierta de compraventa de petróleo condensado (Bolivian Blend, BB) a Refinor de Argentina, se han publicado columnas de opinión, editoriales de periódicos independientes, reportajes periodísticos y muchísimos comentarios en las redes sociales, todos criticando ese fraude y exigiendo claridad, transparencia y eventuales sanciones.
Desde la otra orilla, sólo se ha escuchado un ensordecedor “sonido del silencio”. Única excepción, el informe escrito del Ministro del ramo en respuesta al pedido del diputado por Chuquisaca Juan Luis Gantier, quien ha hecho un uso cabal de su derecho a fiscalizar al Ejecutivo.
Lo que el ministro Sosa no puede (ni intenta) ocultar es la revelación, rompiendo una especie de “secreto de confesión”, de los pecados —literalmente “refinados”— cometidos por YPFB y la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH), que detallo a continuación.
YPFB Corporación (YPFB-C), empresa de la cual dependen sus subsidiarias (que son públicas o mixtas) pecó contra la CPE (Art. 361.II) desde el momento que, mediante un contrato de asociación con YPFB Refinación (“asociación para delinquir” la definí, sin que nadie se inmute), cedió sus prerrogativas constitucionales a una empresa mixta, ignorando el Decreto de Nacionalización 28701 y la CPE (pecado político e ideológico).
YPFB-C, YPFB Refinación (YPFB-R) y ANH se unieron además para pecar contra la ley: YPFB-R no hizo aprobar por su directorio el contratos de asociación con YPFB-C ni el de compraventa con Refinor, violó el contrato DGL170 con YPFB-C que sólo le autoriza a refinar el crudo adquirido en el mercado interno y prescindió de una licitación internacional para exportar el BB. YPFB-C tampoco pidió la aprobación de su directorio para firmar el contrato de asociación con YPFB-R e hizo caso omiso de los reclamos de las empresas contratistas de un pago correcto de su remuneración, incumpliendo acuerdos expresos y enlodando aún más la fe del Estado. ANH, a su vez, concedió a YPFB-R la autorización para exportar obviando el informe legal (por desfavorable).
Más graves aún son los pecados tributarios cometidos con alevosía y premeditación durante ocho meses: defraudación de regalías, IDH e impuestos (YPFB-C y YPFB-R) por un monto cercano a los 50 M$; sin contar la posible estafa al TGN por cobro del subsidio a los productos reimportados de Refinor (¿quién se quedó con ese dinero?).
YPFB-R comete además un pecado técnico cuando compra de YPFB-C petróleo condensado sin tener capacidad de refinación ni de almacenaje, con el fin de justificar la operación de exportación.
De suma gravedad son los pecados contra la transparencia: no se informó de la operación a nadie fuera del círculo de complicidades; el propio Ministro tuvo conocimiento de la millonaria operación sólo a fines de octubre de 2012 y contó con la información completa gracias al pedido de informe del diputado Gantier. No se registró la operación en boletines estadísticos de YPFB, en sus páginas web ni en boletines de noticias, lo que contrasta con la resonancia mediática que mereció la exportación de pocas garrafas al Paraguay. Si fuera poco, YPFB no quiso contestar preguntas incómodas del cuestionario.
Finalmente se usó el falso argumento de un ahorro de la subvención. Sin embargo, según el informe del Ministro, YPFB (¿cuál de ellos?) sí recibió del TGN el subsidio que corresponde a los combustibles importados.
¿Habrá absolución general de tantos y tan refinados pecados o las urgentes auditorías del MHE, SIN y Contraloría impondrán las sanciones correspondientes “caiga quien caiga”?
El autor es físico
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