Ahora que llegan las noticias del incremento de las importaciones de derivados del petróleo, 97% más en enero de este año que en el mismo mes de 2011, quizá haya que preguntarse seriamente quiénes manejan YPFB.
Una empresa que nació tras una guerra y que sobrevivió al despiadado descuartizamiento al que lo sometió la capitalización, como lo dije en estas columnas en su momento, cuando los que ahora gobiernan estaban dedicados a sus afanes políticos, se merece mejores conductores.
Lo que se sabe de estos conductores es que aumentan en cantidad tan rápido como caen en calidad.
En los últimos meses se produjo un injerto de personal pocas veces visto en las empresas estatales. Injerto fue, porque algunos funcionarios fueron colocados a la cabeza de la estructura jerárquica de Chaco, Andina y Transportes, encima de los que estaban en esos cargos.
Se dijo que se trataba de algo formal, como un homenaje a la militancia masista de los injertados, pero luego comenzó un cambio cada vez más profundo, a tal grado que los sospechosos de no ser masistas fueron despedidos.
El caso más curioso se presentó en YPFB Transportes, donde cayó del techo, o por la chimenea, el señor Luís Fernando Vincenti, por encima de Cristian Incháuste.
Es curioso el caso porque el propio presidente Morales había descalificado en público a Vincenti en un discurso unas semanas antes, acusándolo de ser el responsable de los apagones, por no tomar previsiones cuando era ministro de Energía. Alguien, no se sabe quién, premia a los que el propio presidente lapida. ¿Quién gobierna aquí?
Más curioso todavía: los tres que se montaron en esas empresas habían ocupado cargos en la administración pública, lo que los descalifica para desempeñarse en la empresa estatal, por lo menos según manda la ley de hidrocarburos.
Está pendiente reemplazar a todos los interinos que manejan las empresas estatales y ocupan otros cargos importantes con profesionales que sean aprobados por el parlamento.